sábado, 30 de octubre de 2010

Sin renunciar a mi sueño


Estos días millones de españoles visitan los cementerios para recordar a sus difuntos queridos. A mí me gustan estos lugares, creo que dicen mucho de cada pueblo, amén de que guardan hermosas esculturas y curiosas inscripciones.

En Madrid hay varios cementerios, el más conocido es el de la Almudena, que es una verdadera ciudad de los muertos. A su lado, separado sólo por una calle con tráfico rodado, se encuentra el cementerio civil, donde son sepultados quienes no profesan la fé católica.

Es un lugar tranquilo y poco frecuentado que me gusta visitar de vez en cuando.

Muy cerca de la entrada se encuentra la tumba de Dolores Ubarruri, Pasionaria, y a su lado, la de Pablo Iglesias.

Aquí descansan hombres que fueron admirados en su época:

Largo Caballero
Nicolás Salmerón


Jaime Vera, cuyo panteón es obra del escultor Emiliano Barral, muerto en la guerra civil.


El médico y escritor Laín Entralgo


El pedagogo y ensayista Giner de los Ríos.


Antonio Machado y Nuñez, padre del poeta homónimo.

El teniente Castillo, asesinado en los días previos a la rebelión del 18 de julio, cuya evocación produce un cierto escalofrío.

En la tapia del fondo una lápida recuerda a quienes "lucharon por la libertad, a los represaliados del franquismo".

Hay panteones con curiosas inscripciones:

Este, judío, me parece bellísimo en su simplicidad.


Y éste, de una enternecedora fidelidad:

Hay epitafios de una claridad meridiana:

O de una bella declaración de principios:


Personalmente, me gusta el de una doctora judía, enterrada en 1997.


Cuando no pude lo que quise, quise lo que pude. Sin renunciar a mi sueño. Hermoso lema de vida.

No sepas lo que pasa...


Retrato de Miguel Hernández por Buero Vallejo

Se habían casado en plena guerra civil. En diciembre de 1937 nació su primer hijo, Manuel Ramón, que muere pocos meses después. En enero de 1939 nació Manuel Miguel. Al terminar la guerra, fue encarcelado. Estando preso recibe una carta de su mujer: es tal su grado de abandono que sólo puede alimentarse de pan y cebolla, le cuenta.

Así nace la nana más triste y más hermosa que un padre pueda dedicar a su hijo. Joan Manuel Serrat le pone música muchos años después.

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.

Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre

Hoy, 30 de octubre, se cumplen cien años del nacimiento del poeta Miguel Hernández. Murió en la cárcel el 28 de marzo de 1942, antes de haber cumplido los 32 años.

La Biblioteca Nacional, Paseo de Recoletos esquina a Plaza de Colón, le dedica una exposición conmemorativa – La sombra vencida -. Si tienes oportunidad, no te la pierdas. Contiene documentos, cuadros, fotos de la época del poeta y de muchos años después. Algunos de quienes prohibieron sus versos, en los años 60 y aún 70 del siglo XX, son nombres y apellidos conocidos, de esos que se reclaman demócratas de toda la vida, que del poeta sólo aprendieron los últimos versos de la nana:

No sepas lo que pasa / Ni lo que ocurre.

viernes, 29 de octubre de 2010

Ni nos doblaron, ni nos doblegaron…


Santiago Carrillo da el pésame a Josefina Samper

Hay nombres que tienen un significado en sí mismos y, al tiempo, evocan sentimientos colectivos, más allá de si se está o no de acuerdo con su trayectoria, con su actividad, con su ideología. Marcelino Camacho es uno de ellos.

Sabíamos que su salud era endeble hace ya tiempo y su edad no alentaba al optimismo. Pero la noticia de su muerte, esta mañana, habrá estremecido el corazón de muchas personas que ni han militado en CC.OO (¡ay, Urdaci!), ni militen quizá en ningún sindicato, ni siquiera tengan afinidades ideológicas con el sindicalista.

Camacho es un icono de una época que dio ejemplares heroícos y verdaderos miserables. Durante años, triunfaron los segundos y fueron perseguidos los primeros. No obstante, entonces todavía creíamos que los buenos triunfaban y los malos eran condenados siempre. Ahora han desaparecido aquellas certezas y no siempre es posible saber si el héroe de hoy no es el villano de mañana.

Marcelino Camacho nació en 1918 en Osma-La Rasa (Soria) y a los 17 años militaba ya en el Partido Comunista. Combatió en la guerra civil defendiendo la República, fue detenido, escapó, fue denunciado, volvió a ser apresado. Cumplió años de condena, cuando salió entró a trabajar en la Perkins - ¡La Perkins, cuántas veces habremos repetido ese nombre!), consiguió que las comisiones obreras, que había puesto en marcha, se infiltraran en el sindicato vertical al que convirtieron en un queso de gruyer.

En junio de 1972 la policía detuvo a la dirección el sindicato, mientras celebraba una reunión en los Oblatos de Pozuelo. Aquellas detenciones desembocaron en el Proceso 1001, cuya vista inicial coincidió con el asesinato de Carrero Blanco, el 20 de diciembre de 1973.

Me recuerdo a mí misma oyendo Radio Francia para tratar de conocer los pormenores del juicio – del que en España sólo se conocía la versión de la dictadura, esto es, que se procesaba a peligrosísimos terroristas – cuando creí escuchar que el presidente del gobierno español había sufrido un atentado. Creí haber interpretado mal – la emisión era, naturalmente, en francés – pero el locutor seguía hablando del atentado. Puse la radio en una emisora española, en la que sólo se escuchaba ya música clásica, antes de que afirmaran que se había producido una explosión de gas.

Los procesados acabaron condenados con severas penas: Camacho, 20 años. Le acompañaron Nicolás Sartorius, Miguel Ángel Zamora, Pedro Santiesteban, Eduardo Saborido, Paco García Salve, Luis Fernández, Paco Acosta, Juan Muñoz Zapico y Fernando Soto, en suma, los diez de Carabanchel.

De aquella época son los famosos jerseys de lana gorda que le tejía amorosamente su mujer, Josefina Samper, y que se convirtieron en una de sus señas de identidad.

El Tribunal Supremo recortó las condenas pero fue un indulto l que los sacó de la cárcel. Yo, que siempre he sido reticente respecto a la transición, confieso que lloré al conocer la noticia de su excarcelación y que me invadió un rayo de esperanza.

Ni nos doblaron, ni nos doblegaron, ni nos van a domesticar, declaró al salir.

Legalizado el sindicato y el partido, Camacho fue elegido diputado en las elecciones de 1977 y reelegido en 1979. Dimitió en desacuerdo con las medidas laborales que se habían aprobado en el Parlamento con el apoyo del PCE. Volvió al sindicato, del que tenía el carnet nº 1 y que dirigió hasta 1987.

Nunca he militado en el Partido Comunista – pertenezco al sector de los tontos útiles – y a la hora de sindicarme tampoco elegí CC.OO. pero admiro la fidelidad, el arrojo, la lucidez y la valentía de hombres como Marcelino Camacho.

Repasando los nombres que le acompañaron en distintas etapas de su vida, que jugaron un papel decisivo en la conquista de las libertades que hoy gozamos, constato que la mayoría son desconocidos para las nuevas generaciones. Muchos de ellos han desaparecido físicamente por razones de edad. Los más, llevan una vida alejada de la atención pública.

Con Marcelino Camacho desaparece un sindicalista, un comunista, un hombre de un tiempo que, me parece, también está desapareciendo. Quedan pocos que puedan decir, con verdad, que no están dispuestos a doblarse, ni a doblegarse, ni a dejarse domesticar.

martes, 26 de octubre de 2010

Huelga de partos caídos



La tasa de fecundidad en España es actualmente la mitad de lo que fue en 1976. De 2,80 ha pasado a 1,40. Aún me parece muy alta, a la vista de como están las cosas.

Eso significa que si hace 34 años una mujer tenía un promedio de 2-3 hijos, ahora se conforma con uno y, tirando muy por lo largo, se aventura con el segundo. Es lo que podríamos llamar una huelga de partos caídos.

No es fácil ser madre. Si la mujer no tiene empleo, es seguro de que seguirá desempleada mucho tiempo más. Si lo tiene, corre el riesgo de perderlo. Aparte de ese detalle no menor, sufrirá una sobrecarga en su actividad para compaginar ocupación profesional y vida personal, la familia verá disminuido su nivel de vida porque criar un niño es muy caro y no hay ayudas oficiales, hay pocas guarderías públicas y los horarios están pensados para una sociedad formada por hombres y hombres ricos que tienen quien les haga la colada, la comida y las tareas cotidianas.

Con permiso de mis amigas Tita y Uma, que se disponen a parir, la primera además reincidente, se necesita coraje para embarazarse. Al hacerlo, una se convierte en sospechosa. Los empresarios recelan de las mujeres en edad fértil. (En el colmo de la incongruencia, a las que no lo son las echan del mercado). El ultraliberalismo que nos acosa sólo busca el beneficio inmediato, quiere ganar mucho y pronto y llevárselo puesto, ignora el concepto de la inversión a largo plazo.

Nadie explica que cuando una mujer se embaraza está haciendo la mejor inversión posible, no en lo personal sino en inversión social. Sentimientos aparte, cada niño que nade es un trabajador, un cotizante de futuro. Establecer condiciones para que las mujeres pueden acceder al mercado en igualdad que los hombres, incluida la natalidad, es una inversión rentable incluso a corto plazo.

El Parlamento europeo ha congelado durante dos años una propuesta de la Comisión para ampliar de 14 a 20 semanas el permiso de maternidad por las presiones de los empresarios y de los partidos conservadores. Consideran que esta iniciativa es cara. Finalmente ha salido adelante, con los votos de los socialistas europeos pero probablemente no prosperará en el Consejo Europeo, donde los conservadores controlan mejor.

Ahora bien, ¿Es suficiente la ampliación del permiso de maternidad? No, si no se considera que la maternidad es un asunto de toda la sociedad. Si no se entiende que el permiso debe ser compartido, en igualdad de condiciones, por el padre y por la madre. Y si a ello no se añaden guarderías suficientes y accesibles, horarios racionales y medidas para conciliar la vida laboral y personal.


La imagen de la diputada Licia Ronzulli votando en el Parlamento con su bebé dormido en los brazos es enternecedora. Pero es sólo una imagen. Detrás, la realidad es mucho más dura.
Para eso, para que la realidad de las mujeres sea un poco menos dura valen las políticas de igualdad, ministerio incluido. Que no son servicios sociales sino rentabilidad económica. No es sensato desaprovechar las capacidades, la preparación, la aportación de la mitad de la población. No es lógico, ni prudente, ni rentable, penalizar a las proveedoras de nueva materia prima con la que alimentar el mercado laboral.

sábado, 23 de octubre de 2010

El Chivo en el Pardo

El sábado amanece soleadamente otoñal. El otoño es una de las bendiciones que la naturaleza ha otorgado a Madrid. La temperatura es benigna y la luz, hermosamente diáfana. Se impone aprovechar la jornada. Decidimos pasear por el monte de El Pardo, que nos pilla cerca.

Llamamos a Mamen, que se nos une. Como es natural, en ella, se retrasan.

- Lo tengo comprobado, incluso si va al lado de casa, llega tarde. Quedas con ella en la piscina, que está a 30 metros de la puerta, y llega media hora tarde, explica su marido, con su santa paciencia.

La mañana está preciosa pero los carteles de la M-30 advierten de que hay exceso de contaminación y aconsejan utilizar el transporte público. Está bien la advertencia pero mejor estaría si la hicieran antes de salir de casa.

El Pardo, donde vivió el “anterior jefe del Estado”, por otro alias Francisco Franco, es un barrio de Madrid, de donde dista unos pocos kilómetros. Cuando éramos (más) jóvenes fue uno de nuestros lugares favoritos. Aquí veníamos a pasar la tarde, picoteábamos en alguno de los restaurantes del lugar o merendábamos en La Marquesita, que ahora está en obras, un chocolate memorable. En realidad, veníamos a ligar lejos de la mirada familiar.

Paseamos por el monte con las cámaras al hombro. Mi chico persigue una foto de un ciervo de muchas puntas pero sólo divisamos dos gamos allá a lo lejos. Otro día será.

Mira que me da rabia esa costumbre de las chicas con las chicas y los chicos con los chicos pero aquí nos tienes a ellos delante enredados en una charleta sobre la evolución de la economía y a nosotras detrás, arreglando el mundo con efecto retroactivo.

- Por aquí debio ser donde el guarda forestal te pilló morreándote en el coche con tu novio el Forastero, ¿No?, me dice Mamen. ¡Cómo pasa el tiempo, chica!

- A mí no me ha pillado ningún guarda morreándome con nadie en El Pardo, respondo, no porque quiera sacudirme el muerto (el Forastero lo era) sino porque es verdad.

- Anda, que no, que me acuerdo perfectamente, debíamos de tener 16 o 17 años, bueno tú alguno más, insiste.

- Vamos a ver, que quede claro de una vez, a ti te suenan campanas porque donde sí me pilló un guarda morreándome fue en el Retiro y no era con el Forastero. Es más, yo siempre he creído que a quien pillaron en ese trance en este monte y en un coche fue a ti.

- ¡Qué dices! ¡A mí, en la vida, vamos hombre, ni loca!, se defiende.

- ¿Cómo que ni loca? Pues anda que no ligabas ya entonces. Y siempre con chicos que tenían coche, puntualizo.

Y nos reimos como dos bobas, que hasta nuestros chicos se vuelven a ver qué nos pasa.

Hace tan buena temperatura que decidimos quedarnos a comer en El Torreón, un clásico. Antes de entrar a comer hacemos ademán de entrar a ver el Cristo del Pardo pero hay una boda y demasiada gente.

Bien comidos, cogemos el coche para acercarnos al pantano de Mingorrubio, que se ve a lo lejos, pero nos perdemos dos veces. En el segundo intento, nos damos de bruces con la puerta del cementerio.

Y entonces recuerdo haber leído que, si prospera la idea de hacer de Cuelgamuros un museo, o lo que sea, de los caídos en la guerra habría que sacar de allí a Franco y, en ese caso, lo procedente sería llevarlo a este cementerio donde la familia ya tiene un nicho.

En la entrada del cementerio se advierte que está prohibido hacer fotos y el acceso con animales pero delante de nosotros entra una pareja con un perrillo. O sea.

El cementerio produce una sensación extraña. A la derecha, se levantan varios mausoleos ni demasiado grandes ni demasiado suntuosos, se diría que pretenden no demostrar demasiado cuán ricos son sus propietarios. Algunos de ellos carecen de cualquier identificación. O bien están vacíos o bien están ocupados por alguien que protege su intimidad incluso después de muerto.

No encontramos ninguno que lleve el apellido Franco pero, a cambio, encontramos el mausoleo - totalmente negro - de la familia Trujillo, donde se encuentran los restos de Rafael Leónidas Trujillo. Sobre él Vargas Llosa escribió “La fiesta del chivo”, aludiendo al alias del dictador dominicano, que murió a manos de sicarios, fue enterrado inicialmente en el cementerio parisino Père-Lachaise y posteriormente trasladado a este lugar que la familia consideraba más seguro.

Este es el Trujillo que mandó matar a las Hermanas Mirabal, el 25 de noviembre de 1960. En su memoria se acordó conmemorar cada 25 de noviembre el Día de la No Violencia contra la Mujer.

Cerca de la salida, descubro una lápida que reza: “Quien confía en mí, vivirá eternamente. Familia Z.” No hay ninguna otra inscripción ni signo religioso, de manera que parece más un slogan comercial que otra cosa. Capitalismo en estado puro.

viernes, 22 de octubre de 2010

99.000 mejores amigos

Me pregunto estos días por qué han pasado a la historia los 100.000 Hijos de San Luis y no los 99.000 amigos del ministro. Que esos son, más o menos, los que le están surgiendo a don Vale desde que se supo su nombramiento.

El ministro tiene en su haber que es hombre de la casa donde ya ha vivido dos etapas, una como asesor y otra como secretario general de Empleo. Es natural que en ese tiempo, y dada su bonhomía, haya conocido a muchos funcionarios pero no sé si tantos como ahora se reclaman de su amistad. Va a resultar que la única que no es amiga del ministro soy yo.

Tantos amigos y tan íntimos que el pasillo de la tercera lleva dos días más concurrido que la calle Preciados, que pasa por ser la más frecuentada de Europa. Son los que pasan para saber qué hay de lo mío. Los que se hacen encontradizos con el ministro o con el alto cargo que puede repartir juego. El rito habitual del cambio de titular.

Lástima que la memoria me traiga imágenes de otros momentos aún recientes. Cuando el ahora ministro dimitió como secretario general de Empleo alegando “razones personales” en vez de sus desavenencias con el entonces titular, Caldera, y pasó a convertirse en poco menos que un apestado. Escucho los ecos de esos comentarios, tan recientes que parecen de ayer mismo, cuando don Vale, a la sazón tertuliano en la radio pública, hacía algún comentario sobre la evolución del mercado laboral y se le descalificaba como metomentodo y otros calificativos menos amables. Casualmente, algunos de quienes renegaron del Valeriano dimisionario y del Gómez comentarista son los mismos que se han convertido en algunos de sus mejores 99.000 amigos.

El ministro divide sus primeros días en actos oficiales, entrevistas a todos los medios y nuevos nombramientos. Ya tiene jefa para empleo, una antigua compañera, ahora consejera en Castilla-La Mancha. Ya tiene jefe de gabinete. Le imagino el fin de semana cuadrando el puzzle de su organigrama.

Los generales romanos, cuando volvían triunfantes a Roma, eran seguidos por un siervo que les recordaba su condición humana. Recuerda que eres un hombre, no un dios, iba repitiendo mientras los romanos – los 99.000 amigos - vitoreaban al vencedor.

Pena que se haya perdido la costumbre. Si por mí fuera, añadiría a las competencias del jefe de gabinete – o de cualquier otro cargo – las de recordarle su condición interina. Algún día habrás de cesar, habría de decirle al comenzar cada día, mientras mosconean los 99.000 amigos.

Ya puestos, por el mismo precio podría preguntarle si no tiene más corbatas, que lleva la misma desde que le nombraron, e indicarle que tampoco es Fidel (Castro) y que un discurso de 40 minutos es mucho discurso.

Esas cosas que nunca le dirán sus 99.000 mejores amigos.

jueves, 21 de octubre de 2010

Obras son amores

Los periódicos vienen hoy que chorrean. Todo, ministros. Al propio tratan de sacarle los colores con su asistencia a la manifa del 29-S pero él ya ha aclarado que no está contra la reforma laboral aprobada. Bien empezamos.

La mayoría inciden en el aspecto “comunicativo” del nuevo gobierno. Explican que con estas incorporaciones el personal va a conocer mejor lo que hace el gobierno, que los anteriores no han sabido explicarse. Aunque se recogen los méritos de los recién nombrados, se insiste en que con el cambio se pretende mejorar la imagen gubernamental. La imagen. De la eficacia se habla menos.

Y en esas estamos cuando una cámara destapa una conversación entre la número dos del PP, Cospedal, el número uno de Andalucía, Arenas, y el portavoz del senado, García Escudero, peperos todos ellos. Con una cara que no deja lugar a dudas respecto a la preocupación que les embarga a los tres, se refieren al cambio de gobierno. Les inquieta su imagen, su proyección pública. Aunque para preocupación, la suya cuando se hayan visto. Asustan. Lo que es la comunicación no verbal. Échalo un vistazo por gusto.

Y, ya que nos hemos metido en cuestiones de imagen, quiero yo echar un cuarto a espadas sobre algunas imágenes que dicen más que algunos hechos. La desaparición del ministerio de Igualdad. Ya sé que a muchos esto les parece una bobería, una cosa baladí. ¿Un ministerio de Igualdad? ¿Para qué? ¿Igualdad a estas alturas? Pero si la igualdad ya está consagrada en la Constitución, argumentan los mejor intencionados.

Y es verdad. El artículo primero del título preliminar dice: “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”. O sea, a eso aspiramos, a que sea así, lo cual no quiere decir que lo sea.

Al ministerio de Igualdad, a su titular, Bibiana Aído, y a la igualdad misma le han zurrado la badana las fuerzas vivas más reaccionarias y algunos ilustres comentaristas de izquierda desde el momento mismo de su creación. Porque no está escrito en ninguna parte que ser de izquierda le impida a alguien ser cretino.

No voy a sacar yo la cara por la Aído, que sabrá defenderse solita. Tampoco quiero decir que la mejor forma de defenderla sea mediante un ministerio, pero si en un momento dado se pensó que era necesario ¿Qué es lo que ha cambiado para quitarlo? La igualdad es una asignatura pendiente, muy pendiente, en todos los países y sociedades y, más concretamente, entre nosotros. Pero, por si alguien le quedaba duda, ahí dejo unos enlaces sobre los comentarios que Javier León de la Riva, alcalde popular de Valladolid, ha dedicado a Leire Pajín, a la sazón ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad.

A pesar de lo cual, seguro que su cargo no corre riesgo. Antecedentes hay en su partido de falta de respeto a las mujeres. Y pensará que quien a los suyos se parece, honra merece.

La desaparición del ministerio de Igualdad cumple el mandato aprobado en el Congreso de los Diputados como una de las medidas para ahorrar en tiempo de crisis pero es también una concesión a la derecha más recalcitrante y asilvestrada. Lo pagaremos. Lo pagaremos las mujeres, sobre todo. Porque es cierto que el hábito no hace al monje pero la función hace el órgano.

Vivimos, ciertamente, en una sociedad de la imagen. Lo que no se cuenta, lo que no se publica, no existe. Pero no todo es imagen. Ahora, como siempre, obras son amores.

En el Parlamento europeo se ha aprobado una propuesta para ampliar de 14 a 20 semanas el permiso de maternidad. (Cuestión ésta sobre la que habrá que volver). Bueno, pues los socialistas han votado a favor pero la derecha se abstuvo o votó en contra. Como suelen hacer cada vez que se trata de cuestiones de protección social. O sea, bien está que se cuide la imagen, pero para calibrar a cada quién, por sus obras los conoceréis.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Unos que vienen y otros que se van

¿Quién me mandará a mí meterme a rumorosa? Llevo dos meses protestando contra los rumores varios que se han ido lanzando acerca del sucesor del jefe. Que es tontería hablar de especulaciones, que la verdad sólo la sabe el presidente y la contará cuanto quiera, he repetido hasta el cansancio, desentendiéndome de teorías.

Y el último día, voy y me pongo a hacer adivinanzas. Porque ayer, cuando salí del trabajo, todo apuntaba a que a don Tino le iba a suceder una titulara, alguien de su misma procedencia geográfica.

Todo apuntaba digo y digo mal. Debería decir que todas las teorías, analistas y pseudoexpertos habían puesto el punto de mira en ese origen a partir de indicios. Es lo malo que tiene la política y el periodismo. Que cogen un indicio y a partir de ahí montan una teoría. Y si luego el indicio resulta ser un espejismo, ah, se siente, se pasa de página y a por el siguiente.

He picado como una pardilla así que hoy llevo todo el día puestas unas orejas de burro como Alá manda. Por tonta. Por sabionda. Por olvidar que una ordenanza está para ver, oir y callar.

La noticia del nombramiento la ha adelantado el grupo Prisa. Lo cual indica dos cosas:

Uno.- que el presidente está tratando de congraciarse con el importante grupo mediático , con el que estaba un poco de morros, y ha dejado caer un caramelillo a El País y la cadena Ser.

Dos.- que uno de los interfectos, Rubalcaba, que es como de la casa prisa mantiene intactos los canales de comunicación.

Total, que el presidente se ha liado la manta a la cabeza y, contraviniendo sus anteriores afirmaciones, ha hecho una crisis en regla y ha cambiado a la mitad de su gobierno. Al misterio…ni ha enviado a don Vale Gómez, un viejo conocido de la casa.

Don Valeriano fue asesor entre 1988 y 1994 del ministerio del que ahora va a ser titular y secretario general de Empleo entre 2004 y 2006, cuando dimitió por “razones personales” que escondían divergencias de criterio con el ministro Caldera.

En su haber tiene que participó en la manifestación del 29 de septiembre contra la reforma laboral que, mira por donde, ahora tiene que gestionar. A ver cómo se las apaña.

Las ordenanzas no tenemos mucho trato con los altos cargos y no puedo hablar en primera persona pero hoy todo el mundo parecía contento con el nombramiento. Algunos, muy contentos pensando que algo les caerá. Porque a doña Maravillas la tarjeta le huele a cese. Y algunos asesores han empezado a empaquetar. Es lo que tienen las crisis de gobierno. Que unos vienen y otros van. La vida sigue igual.

martes, 19 de octubre de 2010

Mañana te lo diré

Dos meses después de que el ministro anunciara urbi et orbi que se volvía por donde había venido ha llegado el momento de que el presidente cubra el hueco dejado por el anterior titular. Esto es lo que se conoce técnicamente como renovar el banquillo.

Parece que le ha costado. No se conoce si es porque ha pretendido fichar a una figura de relumbrón o porque está revisando la cantera. O porque no encuentra voluntarios disponibles.

La cartera de Trabajo no es un dulce tal como están las cosas y a ver quién es el valiente que se ofrece para seguir contando parados durante varios meses más.

¿Será andaluz? ¿Será catalán? Me da a mí que lo segundo. ¿Será una rosa? ¿Será un clavel? Mañana te lo diré.

domingo, 17 de octubre de 2010

Desintegración de la estructura familiar


Dice la leyenda que mientras haya monos en Gibraltar los ingleses mantendrán su bandera en la Roca. Hasta tal punto tienen asumida la creencia los británicos que durante la segunda guerra mundial, ante la alarmante mortandad de macacos, el mismo Winston Churchill ordenó traer del norte de África nuevos ejemplares para evitar su desaparición.

Parece que está documentada su existencia en el Peñón antes de la llegada de los ingleses pero es el caso de que se trata de la única colonia de primates que actualmente vive en libertad en Europa, además de los humanos.


Son la mascota oficial, es una especie protegida cuya protección y manteniemiento está encomendada al propio gobierno de la Roca.

No obstante, va a resultar que lo que no ha podido la fuerza lo va a lograr la civilización. Los monos están seriamente amenazados no sé si de desaparición pero sí de pérdida de identidad. A lo que parece, se está desintegrando su estructura familiar.


Todo, por el mal ejemplo de sus primos, los humanos. Es conocida la habilidad mimética de los monos y dado que en el Peñón el referente animal más próximo que tienen son los llanitos y visitantes los pobres macacos se empeñan en repetir lo que ven, con un resultado desastroso.


La situación está llegando a tal punto que el gobierno ha puesto negro sobre blanco tales riesgos y solicitan a naturales y turistas que “eviten el contacto con los macacos”.


Explica el cartel que “el gran número de visitantes al Alto Peñón resulta en un exceso de interacción entre humanos y macacos. Esto a su vez hace que se alteren los macacos y muerdan”. En consecuencia, se ruega que hagan el favor de no acercarse demasiado a los monos porque “demasiado contacto con gran número de visitantes está causando la desintegración de la estructura familiar en algunas manadas”.


Como no les pongan pronto un buen psicólogo a los monos, a los británicos les quedan cuatro telediarios en la Gibraltar.

jueves, 14 de octubre de 2010

Otro mundo



Don Tino tiene ya un pie en el estribo del Ave para trasladarse a l’Hospitalet y está dedicando sus últimos días ministeriales a despedirse de unos y otros.

Empezó con un adiós multitudinario a los periodistas especializados en su área en el que agradeció el trato recibido, a pesar de haber sido vapuleado inmisericordemente, ninguneado o menospreciado por la misma prensa representada. Se ve que don Tino está hecho de buena pasta.

En sus múltiples y diversas despedidas cuenta que se va con una sensación agridulce. Por un lado, contento de haber sido ministro, alegría que no le va a quitar nadie; y pesaroso de haberlo sido en un tiempo de crisis como el que le ha tocado.

- Ha sido muy duro poner cara a las cifras del paro una vez al mes, confiesa.

Aunque en realidad, quién ha puesto la cara cada mes ha sido la pobre secretaria General de Empleo, doña Maravillas.

Parece sincero cuando da las gracias a los periodistas por el tratamiento que le han dispensado. Había motivos para haberme machacado sin mucho esfuerzo, admite.

- La gente ha entendido que yo no soy el responsable, añade.

Y como los ministros no dan puntada sin hilo, todos entienden que la responsabilidad estaba un escalón por encima, o sease, el presi. (Éste no tardó mucho en responderle elípticamente, en unas declaraciones televisivas, afirmando que los parados no reciben atención suficiente en el INEM (sic) y que el nuevo ministro vendrá a corregir este punto. Pasando por alto que el INEM no existe sino que se trata del Servicio Público de Empleo Estatal, sus palabras vienen a ser como una enmienda a la totalidad).

Don Tino se muestra próximo y encantador, como el alcalde que probablemente nunca ha dejado de ser. Buen conocedor del percal. Cuenta que llegó diciendo lo que pensaba y enseguida aprendió que Madrid es otro mundo y que debía ceñirse al guión y ser más cuidadoso con el lenguaje.

Admite que en el misterio…ni ha vivido dos años y medio muy duros y complejos, que ha procurado llevar con templanza y con la procesión por dentro. Y cuenta que Zapatero le llamó para que se hiciera cargo de los asuntos de inmigración y de los servicios públicos de empleo, pero quien le sustituya podrá dedicarse plenamente al trabajo.

- A mí me ha tocado un marrón, asegura.

Y se pone un poco tierno al recordar su peripecia migratoria. Cuando cogió el tren en Valverde de Leganés (Badajoz) para irse a Barcelona no podía ni sospechar que se le abrían un sinfín de oportunidades y que llegaría a ser ministro, refiere. Una satisfacción y una alegría que no le va a quitar nadie, añade.

Como se da por amortizado en su despacho y como ya tiene el corazón de vuelta en Cataluña, se dedica a ir de bolos contando estas cosas y otras parecidas.

Para quien quiera saberlo.

miércoles, 13 de octubre de 2010

No podemos olvidar

El mundo entero está pendiente de la liberación de los 33 mineros chilenos que habían quedado atrapados en el yacimiento San José.

Las televisiones están convirtiendo en un espectáculo de masas el drama de estos trabajadores y de sus familias.

Menos mal que el director de la Organización Internacional del Trabajo, el también chileno Juan Somavia, ha venido a poner un punto sobre la í, a saber, que los mineros quedaron atrapados porque las medidas de seguridad eran insuficientes. Y que en muchos de los países donde se trabaja en minería, ésta es la ocupación de mayor riesgo que existe.

Somavía, que sabe de lo que habla, ha recordado, de paso, que cada día mueren 6.300 personas por accidentes o enfermedades relacionados con el trabajo, lo que supone más de 2,3 millones de muertes anuales.

No ha dicho el director de la OIT, pero cabría añadir, que esas muertes ocurren por la voracidad de empresarios sin escrúpulos que se llevan en beneficios lo que no invierten en seguridad. Y que, una y otra vez, se van de rositas. Como se irán los propietarios de la mina San José.