- Creo que la hemos pifiado con los vascos, le digo a mi chico cuando por fin nos quedamos solos en la habitación, pero tú has estado soberbio. Estaba a punto de lanzarme a por Ignacio cuando le has dado el sopapo.
- No le he dado ningún sopapo, le he dicho cómo pensamos nosotros para que vayan conociéndonos, responde, que ya tengo dicho que este chico es de los que parece que no rompen un plato. Luego, que cada cual obre como crea conveniente.
- Pero no me dirás que no iba con mala leche lo de que nosotros somos muy abiertos, le ha faltado decir que vaya donde ha ido a caer su niña, insisto yo.
- Anda, déjalo y no le des más vueltas. Los chicos se casan en cuatro días y lo que tenemos que hacer es procurar que todo esté bien y disfrutar lo que podamos…
Ahí andábamos cuando suenan unos golpecillos en la puerta de nuestra habitación. Son Mamen y Charly. Ella me parece ligeramente congestionada, como si acabara de tener un parlez-vous; él parece un perrillo apaleado.
- Joer, la que me acaba de caer, me dice nada más entrar. Aquí, tu amiga quiere que duerma en el corral.
- Si no queda más remedio, puedes ir tranquilo que estarás bajo techado y hace años que no hay gallinas ni cerdos, le explica mi chico, muy técnicamente.
- ¿Al corral? Es que estoy por mandarle a Madrid directamente, dice Mamen, efectivamente, hecha un basilisco. ¿Cómo se puede ser así de bocazas? Y además, ¿a él quién le ha dado vela en este entierro?
- Yo creí que era una boda, no un entierro… Charly trata de hacer una broma pero no encuentra el ambiente adecuado. Bocazas, dice, ¿cómo iba a imaginarme yo que los suegros creían que su niña era…?, trata de seguir.
- Tú no tienes que imaginarte nada, le corta Mamen, si no estuvieras tan abstraído con tus raquetas y tus cosas te habrías dado cuenta de que los vascos son unos meapilas, ella una tonta del culo que aún cree que los niños vienen de París y él un cacique que se tira a cualquier mujer menos a la suya...
- ¿Cómo sabéis todas esas cosas?, pregunta el pobre Charly, medio alucinado.
Estoy a punto de responder que lo sabemos porque no jugamos al tenis pero opto por callarme para no caldear más el ambiente.
- Porque tenemos los ojos abiertos y no vamos por la vida con orejeras como otros, se me adelanta Mamen a quien, dicho sea de paso, en la vida la he visto así. ¿Por qué crees que los llamamos los santos padres vascos?, insiste mi amiga, porque mean agua bendita ¿Tampoco te has dado cuenta de eso?
- Pues no, responde Charly, ya totalmente perdido. ¿De verdad mean agua bendita?
A mí me da la risa, no puedo remediarlo. Mamen se encara conmigo.
- Anda, maja, que ya te vale, no sé lo que ves de gracioso en que éste se vaya de la lengua cuando están a punto de casarse y en que tu consuegro diga que somos una panda de salidos…
- Vale, chata, tranquilízate que tampoco es para tanto, tercia mi chico. En primer lugar, el consuegro no ha dicho eso…
- Pero lo piensa, le interrumpe Mamen, cosa rara.
- Pues que piense lo que quiera de la misma manera que nosotros pensamos lo que nos parece. Y en cuanto a la información que le ha proporcionado Charly, sigue mi chico, con cuidado exquisito al utilizar los términos, es asunto que concierne a la Miss y a sus padres. Ellos sabrán como gestionarla porque todos son mayores de edad.
- ¡Qué trago!, suspira Mamen, un poco más tranquila. Charly no abre la boca.
- Que no se diga, que una chica como tú se altera por una tontería como esa y menos aún que lo tomes con el pobre Charly, insiste mi chico.
- De pobre, nada. Contenta me tiene éste.
- ¡Ah! ¿No eres pobre? ¿Te ha ido bien la bolsa?, pregunto yo por quitar hierro al asunto. Pero Charly sigue mudo.
- Tú no te pongas ahora graciosa que te he visto como le arañabas con la mirada a Ignacio, se enfrenta conmigo.
- Y tú no te pongas estupenda que no tienes que cargar con él de por vida, peor lo tiene el Heredero que va a tener unos suegros agilipollaos, contesto.
- ¿Tú crees que se casarán después de lo de esta tarde?, pregunta Mamen, temerosa.
- Seguro, respondo, a ver dónde van a encontrar un novio mejor y más aparente. Aparte de que el santo padre está encantado de tener un yerno, un machito, en la familia. No va a soltar fácilmente esa presa. Y no olvides el factor escándalo. ¿Cómo van a suspender una boda con todas las invitaciones enviadas y los regalos recibidos? ¿Qué explican? ¿Qué el novio se ha beneficiado a la novia antes de tiempo?
- Y la novia al novio, añade mi chico.
- Sí, claro, eso es verdad, Mamen va entrando en razón.
- ¡Vaya disgusto más tonto!, oigo a Charly, la voz apenas un suspiro.
- Será tonto para ti, machaca Mamen.
- Oye, por nosotros os podéis quedar el tiempo que os apetezca, incluso podemos haceros un hueco en la cama pero nosotros nos íbamos a dormir… dice mi chico.
- Sí, hombre, lo que faltaba, que crean que hacemos cama redonda, refunfuña Mamen.
- Anda, tonta, no te disgustes que se te van a caer los efectos del botox, le pincho un poco.
- No es botox, que lo sepas.
- Ya.
- Esta tía siempre tiene que tener razón, protesta mi amiga, ya recuperada del todo.
- ¿Qué me vas a decir a mí?, dice mi chico, que se ve que tiene ganas de juerga.
- O sea, que al final, todo se reduce a meterse conmigo, contraataco.
Miro a Charly, que creo que va a decir algo pero, finalmente, se lo piensa y sigue callado.
- Anda, vamos, le dice Mamen, que tú y yo tenemos que hablar.
Charly y mi chico cruzan miradas de complicidad – la que te espera, viene a decir – pero todos sabemos que la tempestad ha pasado. Al menos en este lado.
3 comentarios:
Mola! ¡lo que va a dar de si la boda!je je
¡Me parto! ya con lo de la cama redonda, creo que he despertado hasta a los vecinos!!!
Qué poco falta para el gran día, me huelo que será glorioso
Besos
Publicar un comentario