martes, 30 de marzo de 2010

El malentendido

El malentendido es una pieza teatral que Albert Camus escribió en 1944, cuando todavía el nazismo dominaba Europa. En España, fue representada en los estertores de la dictadura, cuando todo tenía un significado ambivalente. En la obra, dos mujeres, madre e hija, dueñas de una pensión, tienen por costumbre asesinar a algunos de sus clientes para robarles y así ir tirando. A la fonda llega un hombre, el hijo y hermano de las dueñas, que vuelve con intención de ayudarlas. Ese es el malentendido: ellas no saben que es su hijo y hermano y él no sabe que van a matarlo.

El título me viene a la mente porque le cuadra como anillo al dedo a don Tino. Es víctima de un malentendido. Más aún, de una concatenación de malentendidos.

No es que en algún momento de su etapa ministerial le hayan levantado arcos triunfales pero de un tiempo a acá día sí y día también los medios le dan un zurriagazo. En ocasiones, con la inestimable ayuda de los suyos.

La semana pasada, el ministro se fue a Bruselas para acompañar al presidente del gobierno en la Cumbre Social Tripartita. Cuando el presidente llegó a la altura de donde estaba don Tino sentado volvió la mano para saludarle desganadamente, sin mirarle siquiera. Las imágenes de televisión transmitieron la escena al mundo. Había tal frialdad en el movimiento escénico, que entraba tiritera.

Era el remate amargo de una semana cruel. La prensa de Madrid, y este no es un matiz irrelevante, le ha dado por amortizado hace tiempo. Ahora ya, ni cuentan con él. Expansión titulaba el jueves 25 “Corbacho dejará Trabajo para volver a la política catalana junto a Montilla” (de paso, daba el boleto a su Secretaria General de Empleo). Otros, ni le mencionan. Pasan directamente de él.

Aunque nunca fue unas castañuelas, es comprensible que el hombre esté tristón. Ahora, cuando llega al tajo, dedica a su secretaria un “nos días” apenas audible. Todo, por culpa del malentendido.

Yo siempre he creído que el presi le llamó para que resolviera el apartado de inmigración pero en el viaje de llegada estalló la crisis mundial y se tuvo que hacer cargo de empleo, que no era su especialidad, cuando ya empezaba a ser un recado de cuidado. Primer malentendido.

Otras versiones apuntan que lo que el presi quería era marcar el territorio a Montilla. Enviarle un mensaje que dijera algo así como: ojo con desmandarte que aquí tengo un peón de repuesto y lo mismo que removí a Maragall te remuevo a ti.

Para ir haciendo méritos, le encomendó a don Tino que le diera un repaso al diálogo social que estaba ya para vuelta y vuelta. Más, hete aquí que el susodicho diálogo naufragó en aguas procelosas y don Tino está a punto de pasar a la historia como el ministro de las malas noticias. Ni una buena referencia que llevarse en el haber. Segundo malentendido.

Así que el presidente le mira de reojo y de mala gana mientras en Cataluña hace ojitos a Montilla. Pero éste, que no querrá dejar enemigos en la retaguardia, parece que le ha prometido un pasar a su vuelta al hogar, dulce hogar. Y en esas estamos. A los efectos prácticos, don Tino tiene puesto ya el corazón y la cabeza en su tierra de adopción. En Madrid tiene el trasero y poco más. Y eso, porque estamos en plena presidencia europea. Tercer malentendido.

Así que el ministerio es un sinvivir.

- A estos les queda un cuarto de hora, se oye en algunos despachos.

- A ver quien viene ahora, es otro comentario socorrido.

- Este se va sin una mala ley que llevarse a la boca, argumentan los más despiadados.

- Claro, se ha pasado el tiempo con el ojo puesto en Cataluña...

Imagino el tejer de bolillos de estos meses que quedan hasta junio para encontrar acomodo para don Tino y para quienes embarcó en esta travesía. ¿Qué hay de lo mío?, le repetirán secretarios/as, asesores/as y demás personal subalterno que arrastró en su viaje a Madrid.

Para mí, que el único que tiene acomodo fijo es Manolo. Porque, vamos a ver, ¿Dónde va a ir don Tino sin su Manolo? Manolo mío, Manolo de mis amores tú eres mi vida, mi entraña y mis dolores, Manolo de mis amores, Manolo de mi querer. Chim, pum.

domingo, 28 de marzo de 2010

Estado confesional



En la ciudad de Roma se da una curiosa paradoja histórica, política y religiosa: el mini Estado vaticano. Es el resultado de una herencia histórica, un anacronismo. El Vaticano es una república coronada, y el Papa, el rey de Roma de los relatos religiosos.

En la segunda década del siglo XXI resulta complicado entender que una religión pueda tener representación diplomática. (En España, el nuncio del Papa es el decano del cuerpo diplomático).


Pues bien, altos dignatarios de este mini Estado, con representación diplomática ante las Naciones Unidas, han sido o están siendo acusados de pederastia, de abusos sexuales sobre niños bajo su custodia en Estados Unidos, Mexico, Irlanda, Alemania, Austria y Holanda, entre otros países.


La iglesia católica ha pasado décadas ocultando y negando la existencia de esas prácticas, protegiendo a los pederastas hasta que el escándalo ha adquirido tal envergadura que no ha sido posible taparlo más.

La indemnización por esos delitos ha llevado a la bancarrota a algunas diócesis americanas y ha supuesto una merma de los recursos económicos de la organización en otros países, aunque muchos de los delincuentes se han ido de rositas, protegidos por su condición de clérigos.

Ahora mismo, cuando proliferan las declaraciones de quienes fueron víctimas de los abusos de curas, un obispo español ha salido a la palestra para acusar a las víctimas de tratar de desviar la atención para que no se hable de Dios. Y el mismo Papa, cuya actuación está siendo puesta en tela de juicio por su tibieza frente a los pederastas, ha recordado las palabras evangélicas de que quien esté libre de pecado tire la primera piedra.

Lástima que estos mismos y otros prelados no sean tan comprensivos a la hora de enjuiciar a los divorciados o a las mujeres que abortan, para quienes tienen reservados su arsenal de rayos y truenos.


Naturalmente, creo que cada persona es dueña de creer lo que estime más adecuado y a organizarse como estime oportuno. Las religiones están bien para quienes crean en ellas siempre que no obliguen a compartir sus teorías y sus prácticas a quienes no lo desean. Extremo éste que no todas entienden cabalmente.

Antes bien, las religiones monoteístas procuran extender su influencia al ámbito civil y confunden con demasiada frecuencia el pecado, que es una infracción contra la moral privada que se dilucida en el ámbito de la conciencia, con el delito, que es una infracción contra la ley civil, que se dilucida en el ámbito público de la justicia.


Me pregunto, a cuantos auténticos Estados se les consentiría seguir formando parte de instituciones democráticas teniendo una estructura política y organizativa como la del Vaticano. Pues ahí los tienes, impartiendo doctrina, oponiéndose a la aprobación de leyes progresistas, estableciendo alianzas de bloqueo con países que representan lo más opuesto a sus postulados religiosos sólo para impedir que prosperen leyes favorables a las mujeres, como ocurrió en la IV Conferencia de Naciones Unidas sobre las mujeres de Pekín y como sucede a diario en la ONU.
A ellos, que les mencionas tu derecho al laicismo y te excomulgan.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Que van al pan...

Estaba escrito. Si Rajoy, hombre prudente que no se moja ni aunque llueva, sale corriendo a hacer manitas con el lendacara valenciano es que no hay moros en la costa.

Ahora ya sabemos todos que no los había. Los jueces han decidido rechazar las pruebas que acusaban a los implicados en la trama Gürtel.

La trama Gürtel es una sociedad de robo organizado. Una mafia para llevarse crudo dinero de las arcas públicas a repartir entre unos pollos que han sido elegidos en las urnas para administrar honradamente ese dinero y otros pollos que, supuestamente, proporcionan servicios que la Administración no puede ofrecer o que puede pero no quiere o que puede y quiere pero a ver si no cómo van a justificarse determinados negocios.

En este totum revolotum se incluye la organización del viaje del Papa, de una prueba automovilística, del stand de Fitur o de las convenciones del partido.

Hasta donde se sabe, la trama mafiosa ha tenido acceso a instancias de poder local y autonómico bien introducidos por gallitos del PP emparentados vía política – en su doble acepción de quien interviene en las cosas del gobierno y del pariente por consanguinidad – merced a lo cual se han levantado una pastizara, que han puesto a buen recaudo en países fiscalmente opacos.

En prueba de amistar y reconocimiento, siendo presidente del gobierno, Aznar invitó a todos a la boda de su hija con el en un tiempo europarlamentario y actualmente multimillonario Agag. Y así pudieron celebrar juntos el nuevo estado de bienestar. El suyo, of course.

Amparados en la impunidad que les proporcionaban sus poderosos amigos – los Aznar, las Aguirre, los Camps, los Herreras, los Matas y demás largos etcéteras – han cargado en el debe del erario público unas partidas que han ido directamente a enriquecer sus cuentas privadas. Y lo han hecho a la luz del día y a la de las farolas nocturnas pero a la vista de todos. Por si había dudas de su impunidad, se lo han ido contando entre ellos y a sus amigos vía telefónica. Generosos como sólo son algunos cuando tiran con pólvora ajena, han pagado viajes y regalías a todo el que en esos años pasaba por el PP, incluida la vestimenta del presidente de la Comunidad Valenciana, que gusta de ir hecho un pincel.

Finalmente, uno de los suyos dio el queo y la justicia se puso en marcha. Como de mala gana, pero se puso. El asunto fue a parar al juez Garzón, que, por esas casualidades que tiene la justicia española, siempre está en medio. Se autorizaron escuchas telefónicas que destaparon una historia para no dormir. A mayor abundamiento demostrativo de cómo funciona esa misma justicia, se nos ha radiado el procedimiento, pese a su condición de secreto.

Los encausados han recurrido por la intervención telefónica y los jueces, que ya han dado suficientes pruebas de que los dirigentes del PP son intocables, han decidido que no se realizaron con suficientes garantías porque incluían conversaciones entre encausados y abogados, en las que no era posible distinguir quien de los interlocutores era más delincuente.

Así que la cosa ha quedado en que ya veremos si no tenemos que sacar en andas a quienes ahora están en la cárcel y canonizar a quienes se han librado tras pagar abultadas fianzas.

Que es, justamente, igualito, igualito a lo que ocurrió en el caso Naseiro, que se inició cuando un juez valenciano dictó auto de procesamiento contra varios miembros del PP, entre los que se encontraban el diputado valenciano José Luis Sanchís, y el administrador Rosendo Naseiro.

La cosa empezó también por unas escuchas telefónicas a otro pepero, el concejal valenciano – se ve que hay cierta querencia en la zona – Salvador Palop, cuyo hermano estaba siendo investigado por narcotráfico, escuchas que revelaron una supuesta financiación ilegal del PP y el enriquecimiento personal de algunos implicados, vía recalificaciones urbanísticas.

En aquellas grabaciones salía la voz de un ilustre valenciano, Eduardo Zaplana, quien, en una profunda declaración de fe democrática, confesaba andar un poco tieso por lo que le era urgente entrar en política para hacer caja.

El proyecto le salió a pedir de boca y Zaplana pasó de alcalde de Benidorm (con la inestimable ayuda de una concejal tránsfuga) a presidente de la Comunidad Valenciana y de ahí a ministro de Trabajo y Asuntos Sociales. Ahora se pasea hecho un brazo de mar, de jerifalte en Telefónica.

A lo que iba, el caso Naseiro se vió en el Tribunal Supremo, dada la condición de aforado del diputado Sanchís. Y allí los señores jueces, que ni quitan ni ponen rey pero ayudan a su señor, decidieron archivar la causa por irregularidades en la instrucción del sumario. Entonces, como ahora, las escuchas telefónicas no se consideraron con valor probatorio ya que se habían autorizado para otra causa, la de narcotráfico, y no la de financiación ilegal y corrupción de alto nivel.

Ahora se entiende mucho mejor, por qué estaban tan contentos Rajoy y Camps hace unos días haciendo manitas.

Si ya lo dicen los viejos: cuidadito con las manos, que van al pan…

lunes, 22 de marzo de 2010

El misterio de la luz



Se produce dos veces al año, coincidiendo con los equinoccios de primavera y de otoño, alrededor del 21 de marzo y del 22 de septiembre. La escenificación del misterio ocurre en la iglesia de San Juan de Ortega, en pleno Camino de Santiago, lugar, por otra parte, pleno de misterios para nuestras entendederas racionales.
La fábrica de esta iglesia data del siglo XII y está situada en plena comarca del Oca, topónimo de reminiscencias mistéricas, como casi todo lo que se refiere al Camino.


La tradición refiere que el monasterio y la hospedería aneja fueron levantados por Juan de Ortega para proteger y acoger a los peregrinos que solían ser asaltados por ladrones a su paso por los Montes de Oca. A lo largo de los siglos fue creciendo su fama y gozó de la protección de reyes y prelados, como la propia reina Isabel la Católica y el Papa Adriano VI.


Actualmente, su hospedería sigue siendo frecuentada por los peregrinos que pasan por miles cada año. Años atrás, merodeó por el lugar un perro conocido como Calixto Peregrino que solía acompañar a los caminantes durante uno o varios tramos de su itinerario para retornar indefectiblemente a San Juan de Ortega. El nombre fue heredado por una saga completa de canes, todos con idéntica inclinación protectora. La última vez que estuve, aún pude acariciar al último vástago de la estirpe.


Si se dispone de tiempo, basta con sentarse en las inmediaciones de la hospedería para escuchar las historias que refiere gente variopinta procedente de cualquier lugar del planeta que, por las razones más diversas, un día decidió ponerse en camino para repetir el itinerario que millones de hombres y mujeres vienen haciendo desde al menos hace doce siglos siguiendo la luz de la Vía Láctea.


Es en ese lugar donde cada equinoccio, poco después de las cinco de la tarde, un rayo de sol se cuela por una ojiva de la fachada y viene a iluminar el capitel situado a la izquierda del ábside de la iglesia, justo sobre la escena que representa la Anunciación del Ángel a la Virgen María. La luz sigue su recorrido por el capitel para mostrar el Nacimiento y, finalmente, la Adoración de los Reyes Magos, antes de desvanecerse.


El proceso se prolonga durante unos diez minutos, tiempo durante el cual uno no puede por menos de sobrecogerse, en parte por el espectáculo y en parte por la herencia que depositaron en nosotros quienes construyeron el monasterio, poseedores de conocimientos profundos sobre arquitectura y astronomía.

A veces me pregunto si somos acreedores de su legado.

domingo, 21 de marzo de 2010

Cuidado con las manos


Cuando ví la foto en el periódico me vino a la mente esa advertencia popular: cuidado con las manos, que van al pan.

A Rajoy se ve que le va la marcha. Tiene en la crisis económica un aliado incondicional que viene a arroparle todas las noches para que el hombre duerma tranquilo. Pero tiene en sí mismo y en la tropa que le acompaña, sus peores enemigos.

Don Mariano se pasa el tiempo discurseando sobre los males del socialismo, el peligro de las propuestas del gobierno, el aumento del paro y otros bla, bla, blas de su repertorio. De vez en cuando, habla de honradez, de rectitud, de integridad, de decencia. Se le llena la boca con esas palabras. Como la tiene llena, no le da para explicar qué pasa con la trama de corrupción que atraviesa su partido de Madrid a Valencia pasando por Castilla y León y Galicia, con trayectos de ida y vuelta.

Entretanto, el gobierno no encuentra paraguas suficientes para cubrirse del temporal que no amaina. Todos los parámetros con los que se miden la economía y la acción política le están resultando adversos.

Pues así y todo, el PP no acaba de despegar. Las encuestas le dan una ligera ventaja electoral pero en tocante al líder, la opinión pública sigue reticente. Rajoy no es de fiar, vienen a decir.

Para mejorar la imagen y reforzar la fiabilidad, Rajoy tuvo una idea brillante: se fue a Valencia a codearse con Camps, el presidente acusado de dejarse pagar los trajes, sospechoso de corrupción. O, en el mejor de los casos, de bobo.

Sólo se me ocurren dos razones por las que un político curtido como don Mariano se preste a la foto haciendo manitas con Camps:

a.- que esté persuadido de que los españoles en general somos tontos y nos da lo mismo lo que haga porque lo van a elegir de todos modos.

b.- que, como aventuran algunos comentaristas de la noticia, tenga “información privilegiada de los jueces ultrafachas para dejarse hacer una foto con Fray Camps, sabiendo que el caso Gürtel tiene sus días contados”.

En cualquiera de los dos casos, como se cumplan sus previsiones, apaga y vámonos.

martes, 16 de marzo de 2010

El violinista rusa de Sol ha vuelto


El pasado 17 de noviembre escribí sobre una pareja, a la que supongo de origen ruso, que habitualmente ocupa uno de los pasillos subterráneos del metro de Sol. Él toca el violín y ella pasa dulcemente las páginas de la partitura.

Me gusta encontrarlos cuando por las mañanas me dirijo al trabajo. Oir su música, comprobar que están allí. Se me han hecho familiares.

Pero durante unas semanas han estado ausentes. Me preguntaba qué habría sido de ellos. Como los días pasaban y seguían sin aparecer, llegué a pensar que no volverían.

En la esquina que ellos ocupaban se instaló poco después otro músico. Tiene pinta de griego y toca el acordeón. Acostumbra a interpretar el tema de Lara del Doctor Zibago. No digo que sea mal músico pero carece de la dulzura y del sentimiento del violinista ruso. Además, mira descaradamente a los transeúntes, como reclamando atención. El violinista, por el contrario, cuando interpreta su música parece desentenderse de lo que le rodea. Creo que es un artista.

Hace días que han vuelto el violinista y su mujer. Lo supe antes de verlos, al oir las notas del violín, y sentí verdadera alegría, como si reencontrara a dos amigos. Como su esquina está en disputa, han optado por instalarse en otro punto del subterráneo. También yo he modificado mi itinerario habitual para verlos.

Hoy les he vuelto a encontrar cuando volvía del trabajo. Él desgranaba una melodía dulce y triste a la vez cuyos ecos se expandían por el subterráneo haciéndose un hueco entre las voces y las risas de la gente. Les he ofrecido una sonrisa, no sé de qué otro modo puedo expresarles mi agradecimiento.

domingo, 14 de marzo de 2010

Verso suelto

Acaba de tomar posesión un nuevo portavoz del gobierno. Un periodista curtido, que procede de la vieja escuela de El País – para lo bueno y para lo malo – de donde salió tarifando y que pasó a dirigir Público, adonde han ido a buscarlo para poner orden en la política de comunicación de este gobierno antes de que se vayan al garete los dos, la comunicación y el gobierno.

Monteira, que se llama el pollo, ha debido de pasar por la farmacia antes de llegar a su despacho a comprar kilo y medio de esparadrapo, a ver si así consigue que algunos se estén callados o hablen cuando toca. A don Tino le va a llegar un paquete, seguro.

El jefe anda últimamente desatado. Lugar al que acude, discurso que larga y titular que proporciona. No pasaría nada si el titular ofreciera alguna sustancia o se correspondiera con la actuación política de su departamento. Pero no, don Tino habla y sube el pan.

Lo último han sido unas declaraciones suyas en Telemadrid, que ya son ganas de ir a hacer declaraciones a la frontera.

Tenías que verle. En la sala de maquillaje le habían dejado hecho un pincel. En la entrevista, rodeado de tres damas que le trataron con mucho más cuidado que al presi en TVE, empezó a sentirse cómodo y se puso a largar de lo poco que le había costado venir a Madrid y lo menos que le costaría volverse a L’Hospitalet, ni a él ni a su señora, por quien nadie le había preguntado. Metido en harina añadió que lo ideal de la muerte es hacerse un plan de pensiones privado para compensar lo que no te va a dar la pensión de jubilación. A título de ejemplo, señaló, él mismo tiene un plan.

Al día siguiente fue el protagonista de todos los titulares. Le salvó la nevada de Cataluña para hacer pleno. El Mundo, ABC, Público, Expansión, entre otros, llevaban a portada el consejo de don Tino de hacerse un plan de pensiones privado. Algunos, en tono crítico; otros, con pitorreo. Si el encargado de las pensiones públicas anda aconsejando hacerse un plan privado, apaga y vámonos, era el resumen. Algo así como cuando un ministro de Interior dijo que para tener garantizada la seguridad en este país, nada como contratar a un guardaespaldas.

Eso, justo en el momento en que se está empezando a negociar una posible revisión de las pensiones que ha levantado ampollas y cuando el número dos del Mtin viene repitiendo que el sistema público de pensiones está saneado – de hecho, tiene superávit – mientras que los fondos privados de pensiones están teniendo pérdidas de más del 20%.

En estos días, a don Tino le han dicho casi de todo. Desde el PP le han acusado de crear alarma e incertidumbre; el portavoz socialista en el Congreso ha dicho que su consejo es una obviedad; de IU le acusaron de irresponsable y de ponerse al servicio de los planes privados. Lo que son las cosas, al único que le ha parecido bien la propuesta del ministro es a don Ceoé, Díaz Ferrán.

Luego están los comentaristas, que ya le han cogido gustillo a darle sopapos. La mayoría sostiene que su puesto está amortizado. Otros suponen que el presidente está que echa las muelas con sus salidas de tono. Los más suaves le llaman bocazas y los hay que piensan que nada de esto es casual. Son los que creen que don Tino se está preparando la retirada a sus lares catalanes y que ha adoptado la estrategia de para lo que me queda en el convento me cisco dentro.

Abonado a la boutade, dice de don Tino un periódico de provincias, actúa en los últimos días como el “verso suelto” del Gobierno de Zapatero.

El responsable de la política de comunicación de este gobierno debe estar tomando medidas. Va a necesitar kilómetros de esparadrapo.

sábado, 13 de marzo de 2010

El señor Cayo


Ya es definitivo. Se ha ido Miguel Delibes. Acabamos de decir adios al hombre que fue capaz de plasmar un mundo que estaba desapareciendo.

Delibes representó él mismo mucho del carácter del hombre del campo castellano: ensimismado, pesimista, fatalista, socarrón, irónico, amante del campo y de la naturaleza, poco dado a expresar sus sentimientos, honesto, leal... Realmente, Delibes empezó a irse en 1974 cuando murió su esposa, Ángeles de Castro, quien le empujó a dedicarse a la literatura, y se despidió verdaderamente en 1998, cuando le intervinieron de un cáncer que le habían diagnosticado un poco antes.

Aquella intervención fue el final de su vida literaria, nunca volvió a escribir una obra nueva. “Aunque viví hasta el 2000…, el escritor Miguel Delibes murió en Madrid el 21 de mayo de 1998, en la mesa de operaciones e la clínica La Luz. Esto es, los últimos años literariamente no le sirvieron para nada”, escribió en el prólogo de sus Obras Completas.

Delibes fue un gran periodista. Dirigió durante años el periódico El Norte de Castilla, una cabecera de referencia en la comunidad autónoma y fue maestro de grandes periodistas, como Manuel Leguineche. En 1975, cuando se preparaba la salida de El País, Ortega Spottorno, uno de los promotores, le ofreció dirigir el nuevo periódico pero él rechazó la oferta por no alejar a sus hijos aún menores de su entorno y por no alejarse él mismo de los escenarios que amaba. Lo cual le define mucho de cómo era.

Entre 1974 y 1998 aún escribió algunas obras, El disputado voto del señor Cayo, entre otras. Esta, que no es la mejor de sus novelas, es una de las que más me gustan porque me trae recuerdos felices de un viaje que hicimos mi chico y yo por el norte de la provincia de Burgos, cerca de Sedano, donde Delibes tenía una casona.


En un pueblo apartado de la carretera principal, conocimos a un hombre que nos contó que en el pueblo vivían él y otro hombre pero que no se hablaban por un asunto de lindes en las tierras. Corría el año 1991 y unas semanas más tarde se celebraban elecciones autonómicas.

- ¿Va ir usted a votar?, le preguntamos.

- Depende, respondió el hombre, de si tengo tiempo… Si después de echar de comer a los animales y dar una vuelta a las tierras me quedan ganas, lo mismo voy a votar, o no.

No sé si Delibes basó su relato en este hombre o en otro que encontrara en sus paseos o la historia fue fruto exclusivo de su imaginación. Pero el paisano que yo conocí era talmente el señor Cayo.

Por aquel entonces, conocí también el pueblo de Orbaneja del Castillo donde el director Antonio Giménez Rico rodó algunas escenas de la película sobre la obra de Delibes, con Juan Luis Galiardo, Lydia Bosch e Iñaki Miramón como protagonistas.

En fin, se ha ido definitivamente un gran escritor en legua española y un gran hombre. Y todos sentimos que hemos perdido a alguien próximo.

jueves, 11 de marzo de 2010

Con tres heridas vengo


La ministra de Cultura ha impuesto la medalla de la Orden de las Artes y las Letras de España a Joan Baez.

Se lo he comentado a una persona joven y, para mi sorpresa, resulta que no sabía quién era la premiada. Mentira me parece. Joan Baez fue el no va más en mi generación. “Si en la república de la canción pudiese haber una soberana, esa soberana tendría que ser Joan Baez”, ha afirmado la ministra. Estoy de acuerdo.


Como ha repetido la ministra, Joan Baez fue capaz de hacer de la coherencia melodía y música de su compromiso con la igualdad y con los derechos humanos. El galardón español expresa el reconocimiento por lo que “hace diariamente con su vida que tanto tiene de barricada frente a la barbarie como de bandera de lo que es justo, por ser capaz de lograr con la música que la conciencia desate las mordazas”, en palabras de González Sinde.


Hace tantos años que casi lo tenía olvidado pero hoy he recordado que ella fue una de las primeras mujeres que me hizo sentir orgullosa de ser mujer y deseosa de ser una persona con criterio independiente.


De toda su discografía, - Gracias a la vida con Mercedes Sosa, Blowing in the wind con Bob Dylan, entre tantas canciones hermosas – recuerdo los versos de Miguel Hernández que a aquella generación nos enseñó a explicarnos lo inexplicable:

Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.

Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.

Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.

Un tozolón tal que así

Entrevistan al presidente Zapatero en TVE y se andan con pocos miramientos. Los periodistas van directamente a las cuestiones que interesan al ciudadano. El presidente se defiende esta vez mejor que otras que le he visto, pero malamente siempre.

Se tiene la impresión al verle de que vive ajeno a la realidad. Teoriza. Habla de las cosas como él quisiera que ocurrieran más que como ocurren de verdad. Cuenta lo que hace su gobierno, bienintencionado, solidario, comprometido. Omite referirse a las desavenencias entre sus ministros, a los bloqueos, a los despistes, a la falta de comunicación.

Tengo la sensación de que hablamos de mundos separados: por un lado, el de los ciudadanos comunes con sus problemas, sus hipotecas, su trabajo mal pagado o su paro, ahora el riesgo de demorar la jubilación, la enseñanza pública depauperada para engordar a la privada, la sanidad pública camino de la privatización, el adelgazamiento de los servicios públicos… Por otro lado, la casta de los políticos, acomodados en sus privilegios, con el confort garantizado de por vida.

Sé diferenciar los políticos de un signo y de otro, nunca se me ocurriría decir que todos son iguales. Defienden sociedades distintas, filosofías y objetivos diferentes. Pero unos y otros comparten la condición de privilegiados, a salvo de la tempestad. Y, con demasiada frecuencia, ese confort les hace insensibles.

Por eso, sorprenden sus discursos, sus análisis. Desde el gobierno, porque tienden a teñir de rosa la realidad. La oposición, porque ofrece una visión con chafarrinones negros. No es extraño, pues, que un porcentaje cada vez mayor de ciudadanos sientan desafección por aquellos que ellos mismos han colocado en el sillón de los privilegios o, más directamente, los tomen a chacota.

Deberían darse un baño de realidad. Hacer una inmersión en la vida real, pongamos un día a la semana. Bajar al metro o salir a ver las tierras anegadas; comprar en el mercado o en el autoservicio para enterarse de a cómo van las judías, las fresas o los tomates. Llevar a los niños al cole por la mañana y recogerlos por la tarde, hacer la comida, recoger la casa. Hacer, en suma, lo que hacen los hombres y las mujeres de este país a diario.

Así sabrían lo que vale un peine y no pasaría como pasa, que mientras ellos se dedican a hablar del mar y los peces resulta que los políticos son la tercera causa de preocupación para los españoles. Como si no tuviéramos bastante con llegar a fin de mes, salvar el puesto de trabajo o las bombas de Eta, añadir lo que hacen o dicen los políticos.

Es que a veces te dan ganas de darles un tozolón tal que así.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Semillas de libertad


Ezequiela García Gómez, Ángeles Rodríguez, Inocencia Aragón, Honorata Cámara, Eudosia Moreno, Mercedes Ruiz, Crescencia Casado, Digna Cristóbal Díez, Julia Merino Beltrán tienen una sola cosa en común: son mujeres perfectamente desconocidas. Muy pocas personas, fuera de su familia, han oído hablar de ellas. Tampoco pretendieron otra cosa.

Hay otra circunstancia, dramática, que les une. Todas ellas fueron asesinadas durante la guerra civil española, la mayoría en los primeros meses, y abandonadas o enterradas en fosas comunes.

José María Rojas Ruiz, miembro destacado de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, ha publicado un libro en el que recoge los nombres que ha ido recopilando a lo largo de interminables jornadas por los pueblos del sur de la provincia de Burgos. No están todos los que fueron detenidos, paseados o asesinados en campo abierto, pero todos los que están lo fueron. “Semilla de libertad”, tal es el nombre del libro, recuerda a ese puñado de mujeres anónimas para homenajear con el recuerdo su memoria y su vida.

El libro refiere algunos detalles de la vida de los hombres asesinados. Algunos fueron expoliados de sus bienes antes de ser detenidos; de otros se menciona su militancia política, su profesión, las razones remotas de su triste final. La lectura produce un sentimiento de desolación. Sin ningún alarde literario, Rojas se limita a enumerar la identidad de los muertos y las circunstancias de su final, con una prosa desnuda y concisa.



El autor trata, quizá inconscientemente, de hallar una suerte de justicia civil en el final de alguno de los asesinos. Así, refiere que, “según confesó la hija de una de las víctimas, a su padre le rompieron una pierna antes de asesinarle, pero su verdugo ha tenido su castigo porque a él le han tenido que cortar las dos”. O el caso de “Bonifacio Rojo Pinto, labrador de profesión, ejercía de segundo teniente de alcalde. Este hombre le dijo al que le iba a ejecutar que el remordimiento le mataría por dejar a seis hijos pequeños sin padre, y al morir éste se sabe que lo hizo diciendo que le quitaran a esos niños de encima. Podría estar enterrado en Milagros”.



Sobre las mujeres, apenas unos datos, el nombre o la edad. Las mujeres, ya se sabe, carecemos de biografía. Pero entrelíneas, se advierte el coraje y la energía de aquellas mujeres por incorporarse a una sociedad que anunciaba cambios radicales.

“Ezequiela tenía 50 años cuando fue llevada a la prisión provincial de Burgos, el 7 de agosto de 1936”.

“Ángeles estaba casada con Macario Rodríguez y vendía fruta en el soportal del Bolo”.
“A Inocencia le disparó a sangre fría el Blas de Hontoria”.

“Honorata tenía 57 años y era conocida como la Republicana. La apresaron en San Sebastián”.

“Eudosia tenía 33 años, vivía en la calle Concepción”.

“A Mercedes se la llevaron en marzo de 1939. Como consecuencia de su asesinato, el marido falleció al poco tiempo. Tenían dos hijos que, al parecer, se afiliaron a Falange; uno de ellos pudo ir a la División Azul”.

“Crescencia tenía 37 años, estaba casada y no tenía hijos. Se cree que podía estar afiliada a algún partido. Solía llevar dos peinetas a los lados y otra arriba”.

“Digna tenía cinco hijos. La fecha de su fallecimiento fue el 8 de septiembre de 1936”.

“Carmen, la Carpintera, está enterrada en solitario en lo que hoy es un campo de labor. Al parecer, ella era la responsable del sindicato CNT en Linares del Arroyo (Segovia)”.

“Julia, de 34 años, natural de Covarrubias, esposa de Fermín Revilla Merino, madre de dos hijos y embarazada de 8 meses en el momento de su ejecución. Parece que fue asesinada por la Guardia Civil, a la que pidió que no la mataran hasta que tuviera el niño. Fue asesinada entre Covarrubias y Mecerreyes con un disparo en el vientre y otro en el corazón”.

Ojalá fueran, ciertamente, semillas de libertad.