martes, 4 de septiembre de 2012

Con la Benemérita hemos vuelto a topar




No saben ustedes qué veranito me están dando mis humanos. A la jubilada y al humano les ha entrado una especie de hormiguillo que les impide quedarse quietos en ninguna parte y se han echado a la carretera como si fueran adolescentes. He perdido la cuenta de los kilómetros recorridos. Media España y una esquina de Francia, no les digo más.

Mi humano es un hábil conductor, aunque solo sea porque lleva más de 50 años sobre ruedas: en bici, en carro, en tractor, en moto, en coche.

- Conduce con mucha seguridad y tiene buenos reflejos, asegura la jubilada cuando alguien protesta por alguna maniobra o por la velocidad.

- Ay, mi niña no vuelve a ir con vosotros, que le va a dar vértigo, protesta la Miss. Pero la Miss está en modo protesta y no le hacen mucho caso.

- A ver con quién va a estar la niña más segura que conmigo, se defiende mi humano. La Miss no responde porque va lívida. La jubilada va en modo “sí cariño”, como suele.


Mi humano es un hábil conductor, decía, pero con un hándicap. La Benemérita Guardia Civil la tiene cogida con él. Tanto es así que, cuando se encuentran un coche patrulla en la carretera mi humana le dice invariablemente:

- Párate en el arcén hasta que nos pierdan de vista.

Unas veces lo hace y otras se viene arriba y sigue. Resultado: una multa por año. A cual más injusta. Ninguna le quita puntos, sólo la paciencia y un mínimo de 100 euros. El impuesto revolucionario, lo llama la jubilada.

Hace dos años, iba por la autovía A-1 a su velocidad de crucero cuando se encontró en el carril izquierdo con un vehículo que circulaba a 60 kilómetros, impidiendo adelantar a los coches que le seguían. Permaneció así un rato hasta que le pudo la impaciencia y dio una ráfaga al coche de delante. Automáticamente, apareció una mano por la ventanilla del coche lento y de la mano una lucecita que identificaba al vehículo como de la Guardia Civil. 100 pavos.

Luego se enteró de que en esa zona la patrulla utilizaba la misma maniobra para hacer pasar por caja a incautos.

- Te han pillado como un pardillo, le dijo el Heredero.

- Pienso recurrir, respondió mi humano.  

Recurrió, efectivamente, y el Cuerpo le respondió que tenía mucho gusto en cartearse con él las veces que fuera menester pero que no le devolvía ni un céntimo.

En otra ocasión, les pararon mientras mi humana andaba enfrascada en el mapa de carreteras buscando una vía para volver a casa. Un civil joven al mando y uno mayor de segundo.

- Va usted distraído, dijo el guardia civil joven a mi humano.

- Voy atento y prueba de ello es que no me he salido del carril, respondió éste.

- Era yo quien iba mirando el mapa, mi humana se vio en la necesidad de intervenir.

- Pero mi mujer no conduce, conduzco yo, argumentó mi humano.

- Su mujer… o lo que sea, empezó el civil su discurso.

- Vamos a ver, le cortó mi humano, si cree que he incumplido alguna norma de la circulación sancióneme pero si no, déjeme seguir mi camino y siga usted el suyo.

Se libró porque el civil joven se percató de que había metido la pata. Es la excepción anual.

- Lo que más rabia me da, se queja mi humana, es de que la única verdad siempre es lo que ellos dicen. Es como si tuviésemos que pagar el impuesto revolucionario anual.

El impuesto de este año estaba escrito en las estrellas porque ni siquiera teníamos que pasar por aquella carretera pero se nos despistó la entrada de la autopista y cuando nos dimos cuenta estábamos en la N-II.

De pronto, nos topamos con una pequeña caravana. ¿A qué se debe la retención? Exactamente: a que va la Guardia Civil. Todos quietos.

- Tú tranquilo, aconseja la jubilada.

Tranquilo, pero va adelantando posiciones hasta que se queda detrás de la furgona que, a su vez, va detrás de dos camiones de gran tonelaje. Al cabo de un tramo se abre una recta y mi humano hace indicación de adelantar e inicia la maniobra. Cuando está adelantando en mitad de la carretera, la furgona da las luces de adelantamiento y sale del carril pero se percata de la maniobra de mi humano y vuelve a su posición.

- Échate para atrás que estos no te perdonan que les adelantes, dice la jubilada (que más sabe el diablo por viejo, etc, lo reconozco).

Pero mi humano, que cuando tiene razón es un poco echao p’alante, adelanta a la furgona y a los dos camiones antes de la prohibición de adelantar.

- Un poco justo has ido, comenta la humana.

- Me han sobrado 100 metros por lo menos, a pesar de que el tonto del culo de guardia me ha cortado la maniobra, responde el conductor.

Cien metros no, pero alguno sí le ha sobrado. Los humanos siguen adelante deleitándose en el paisaje hasta que, varios kilómetros y un buen rato después la furgona nos alcanza, nos adelanta y nos hace ademán de parar.

- Cagüen la leche, con lo bien que íbamos, dice la humana.

- Y lo bien que vamos a seguir yendo porque no he cometido ninguna infracción, asegura mi humano.

Aparcamos –la furgona y nosotros- en una rotonda. Provincia de Zaragoza, reza un cartel junto al coche de la Guardia Civil.

- No te pongas chulito ni discutas con él, déjale que se luzca si quiere, aconseja mi humana.

- Yo no me pongo chulito nunca, pero este no se ríe de mí, asegura mi humano.

De la furgona sale un civil entrado en años y se dirige a nosotros como Gary Cooper en “Solo ante el peligro”, deleitándose en la escena.

- A ver, la documentación.  

- ¿Por qué me para, si puede saberse?, pregunta mi humano.

- Porque ha pisado la línea continua al adelantar, responde el civil.

- No señor, no la he pisado, a pesar de que usted me ha dificultado la maniobra.

- Yo no le he dificultado nada. Usted ha pisado la línea continua porque ya iba justo al adelantar, insiste el Cooper civil.

- Déjalo, no discutas, repite mi humana en voz baja.

- No voy a consentir otra vez que se salgan con la suya, se lamenta mi humano.

Le da la documentación, el civil la coge y vuelve a la furgona como si desfilara para la Cibeles Fashion Week.

- No te sulfures, tengamos la vuelta en paz, repite la humana.

- ¿Que no me sulfure? No he pisado la raya, se ponga como se ponga este tío.

- Pues díselo pero no vocees.

- No voceo.

- Sí voceas, me estás voceando a mí, dice la humana.

- No voceo, estoy hablando en alto.

Los civiles se lo toman con calma. En la linde de la provincia de Zaragoza cae un sol de plomo que sube la temperatura en el coche parado. Mi humano emplea el tiempo en jurar en arameo contra la Guardia Civil en general y contra el civil que le ha tocado en desgracia en particular. 

- Tú ponte así, verás como terminamos, advierte la humana.

El civil baja de la furgona y se dirige de nuevo hacia nosotros, mete la mano por la ventanilla del conductor y le entrega un papelito que mi humano ni mira. Se baja del coche y ambos discuten a gritos.

- Ni se imagine que pienso aguantarme que me multe porque a usted le dé la gana.

- Pues no se aguante y no le multo porque me da la gana sino porque ha pisado la línea continua, responde el civil.

- No he pisado la línea continua, no la he pisado, diga usted lo que quiera, repite mi humano a voz en cuello.

- Y dé gracias que ha dado conmigo, que si da con otro compañero le pone otra multa por no haber dejado la suficiente distancia entre el camión y su coche al adelantar.

- Estoy hasta los cojones, mire lo que le digo, hasta los cojones de tener que aguantar que lo que ustedes digan sea la única verdad, sigue mi humano.

El civil le mira como si oyera llover. Mi humana se baja también y va hacia la furgona, de la que sale el segundo civil, un hombre más joven, con gafas, que lleva varias fotos en la mano.

- Que no he pisado la línea continua le estoy diciendo.

- Yo voy a veces en el helicóptero y desde arriba se ven bien las maniobras, mire, dice el civil joven mostrando una de las fotos en la que se ve a un coche invadiendo el arcén contrario en zona prohibida.

- ¿Que yo he adelantado así? ¿Que yo he adelantado en prohibido el adelantamiento?, grita mi humano.

- No, quiero decir que desde arriba se ve todo.

Hasta mi humana interviene.

- Yo no conduzco pero puedo asegurarles que no hemos pisado la raya continua, dice.

- Usted puede decir lo que quiera, pero yo digo que sí la ha pisado y eso es lo que va a misa, responde el civil mayor, en plan autoridad competente.

Mi humano y éste se van calentando en la discusión que a poco tiene que separarles mi humana. A cambio, se pone trascendente.

- Mire, venimos de unas vacaciones estupendas que ustedes no nos van a amargar pero esta noche, cuando se vayan a la cama, los dos sabrán que la multa es injusta y que no han dicho la verdad.

- Esta noche dormiremos bien tranquilos, dice el civil joven. Mi humana le mira conmiserativamente, como diciendo vaya luces que te ha dado la providencia, majo.

Por fin, la humana agarra del brazo al conductor y ambos vuelven al coche. Cuando ya se ha abrochado el cinturón, se pone las gafas, coge el papelillo y lee: 200 euros.

- ¿Cagüen la madre que le parió!, brama la humana, pero sigue leyendo la papela.

- 100 euros si la pagas antes. 

- No pienso pagar esa multa, voy a hacer un recurso y no la pago. Estoy hasta los cojones de estos tíos.

- Muy bien, tú haces los recursos que te parezcan pero primero pagas los 100 euros, antes de que se conviertan en 300.

- Que no pago, repite mi humano como un mantra.

- Mira que te he dicho que no te pusieras chulillo, reprocha la humana.

- ¿Yo me he puesto chulillo? ¿Yo?

- Los dos. Como dos adolescentes, a ver quién la tiene más larga. Mi humana cuando se pone fina dice esas cosas, no crean.

- Bueno, si nos vamos a poner así, mejor lo dejamos, propone el humano.

- Mucho mejor, donde va a parar, acepta la humana.

Al cabo de un rato, el conductor vuelve a la carga.

- Es que siempre me van a tocar a mí los más merluzos del cuerpo.

- Pues da gracias. Peor sería que nos tocaran los abnegados, esos que se dejan la piel rescatando viajeros de la nieve o sacando heridos y muertos de coches destrozados, concluye mi humana.

11 comentarios:

Tita dijo...

Ayyyyyyyyyy

En la carretera y con la Menetérica como dice mi santo, es como en la cárcel: todos somos inocentes ;-)

Besitos

Poe dijo...

Perdone que le diga, doña Tita, pero mi humano no es que lo diga, es que ES inocente.

Valdomicer dijo...

Queridísima Poe:
¡Qué ganas tenía de que devolvieran el ordenador!
Dile a tus humanos que si son terribles "los hombres de negro","los hombrecillos verdes" son insufribles, que no intenten razonar con ellos que son más peligrosos con el bolígrafo que con la pistola.
Y que no se amarguen, que más gordo es lo del IVA y quienes se ha pasao de la raya han sido los otros.
¿Unos churritos en san Ginés para endulzar un poquito?
Caricias en el lomo.

La de la tiza dijo...

Yo también tenía ganas de charlar con usted, don Valdomicer, que desde nuestro encuentro de este verano he vivido en un trajín permanente.
Ahora no estoy para churritos, que he cogido peso y tengo que cuidarme, cuando ustedes vengan, si no le importa.
En cuanto a la multa, ya sabe, pagó religiosamente, como ordenó la humana ¿Que le voy a contar?

ODRY dijo...

Hay nena peor es lo di hombre, que con esos horarios que tiene, se pasa la vida dando explicaciones y haciendo controles, una penita.

Un besote.

Pilar Abalorios dijo...

Poe, disculpa que no te haga las fiestas correspondientes a tu ya deseada vuelta, pero ¿no será verdad que esos desalmados pasaban por aquí, y se callaron?
Barata les va a parecer la multa comparando con los chintónics de desagravio ;)

Y a los civiles, se les sonríe y saluda educadamente, vamos hombre, que no están las cosas para gastar en multas.

Besos y mimos

Poe dijo...

Ay, doña Pilar, si yo le contara...
La desalmada y mi humano pasaron por "allí" cuando ustedes estaban ausentes, es verdad. También es verdad que se han aficionado a los chintónics, especialmente ella, que cualquier día la multan incluso de acompañante.
Y, last but not least, quería yo contarle a usted que su presencia ya sabe cuándo nos dejó impactados a todos. Digo bien, a todos. La jubilada mira las fotos y repite invariablemente, qué guapa estaba la Mari Pili. Ya la conoce, es una ordinaria.

La Guinda dijo...

Pobre humano!
la verdad que ya es mala suerte.

Pero mira, yo me lo he pasado pipa leyéndote, Poe!

Un besico!

Peripecia García dijo...

Estoy enganchada!!! Qué bien escribes! Me quedo tonta leyendo! Qué bien que ahora tienes tiempo (entre viajes y demás..!). Un saludito a Poe y a su otro humano :) Un beso fuerte!

Poe dijo...

Peripecia, sea usted bienvenida a esta casa. Me he pasado por la suya y he visto que convive usted con colegas míos (al menos en el blog).
Saludos a la familia.

Poe dijo...

La Guinda: hágame caso, la Benemérita tiene fichado a mi humano para sacarle el impuesto anual.