sábado, 5 de enero de 2013

Lo que yo daría


Lo que yo daría porque el tiempo volviera hacia atrás.
Los humanos, la especie de humanos que frecuenta esta casa, hablan y no paran de la crisis. Que si la crisis económica, la crisis financiera, la crisis empresarial, la crisis laboral, la crisis de valores, la crisis, dicen y repiten. Sobre crisis podría impartir yo un máster.

Para irnos situando. Cuando yo llegué a esta casa –dejando aparte el hecho diferencial de que yo era joven- en ella vivíamos mis humanos y yo y, a ratos, el Heredero. Mis humanos se dedicaban a sus cosas y por casa paraban más bien poco. Cuando estaban, mi humana me hacía el mismo caso que ahora o menos pero mi humano vivía pendiente de mí, me cogía en brazos, me achuchaba, me preguntaba qué quería comer.

Llevaba yo una vida de lujo, aún me acuerdo.
El Heredero es muy de ir a su aire entonces y ahora. De vez en cuando traía una Rubia nueva y nos la presentaba. Otra Rubia de su vida, comentaba mi humana. Cada rubia venía a durar un trimestre de promedio. El Heredero tiene cierta inclinación por las rubias de piernas largas y aspecto de miss. Hasta que un día trajo a la auténtica Miss.

Al principio, la Miss nos cayó bien. Era simpática, cariñosa, parecía más lista que el Heredero y menos presuntuosa. A mí me pasaba la mano por el lomo y me decía palabras tiernas. Parece que al Heredero le hacía lo mismo. Nos conquistó. En el conciliábulo casero hubo acuerdo unánime de que era la mejor novia que se había echado el Heredero.

Nos dimos cuenta enseguida de que, además de simpática y cariñosa, la Miss era una tanqueta. Espectacular que te caes, como la definió Mamen, pero una tanqueta. Se le había metido entre ceja y ceja cazar al Heredero y, por más que él se defendió, lo cazó. Es verdad que estaba bien dotada, de lo que estaba a la vista y de lo que nos fuimos enterando, esto es, la fortuna familiar. Y el Heredero es muy mirado para las cosas susceptibles de ser contadas. Contadas de contar, no de narrar. Máxime si cotizan en bolsa y/o se imprimen en la Fábrica de Moneda y Timbre.

La conclusión ya la conocen. Mis humanos pidieron a Ignacio y a Gigi la mano de la Miss para el Heredero y, poco después, montaron un bodorrio del que aún se habla en el pueblo de mi humano alfa. Poco después, lo justito de después, según cálculos de mi humana y de Mamen, nació la Níña. Y ahí se acabó mi dicha.

Mi humano cree que no hay más niña en el mundo que la Niña de sus ojos. Mi humana cree que ser abuela es mérito que sólo tiene ella y nadie más. Mamen cree que, puesto que conoce al Heredero desde antes de nacer, la Niña es también suya. Y, por encima de todos ellos, la Miss está convencida de ser la primera y única mujer que ha parido una criatura y de que la maternidad ha sido y es su misión en el mundo.
Desde hace casi un año el mundo gira en torno a una niña que, por todo mérito, aún no ha aprendido a andar, que sólo sabe agarrarse al pelo, a las orejas o a la nariz de quien la coge en brazos, sonríe y hace gorjeos. Y para de contar. Esa es la Niña que les tiene sorbido el seso, ya ven. A mí me ignoran o me miran con suspicacia como si yo fuera un dragón dispuesto a comerse a la cachorra.

Por si no fuera suficiente con la Niña para amargarme la existencia, mi humana se jubiló este verano. 
Lo que yo daría porque la jubilada volviera al trabajo. Volviera y se quedara, me refiero. Lo que yo daría por volver a la primavera, cuando toda la casa era mía la mayor parte del tiempo y sólo tenía que aguantar a la Niña y a los Herederos –de vez en cuando-. Mi castillo era mi morada. Todo eso se acabó desde el momento en que la humana se jubiló. Me tiene tan desesperada que hay días que añoro a la cuñada, no digo más.

¿Desesperada?, se preguntará Valdomicer, como si lo viera. Desesperada, si. Porque ahora a la humana le ha dado por viajar. Una afición loable que proporciona mucha cultura, me dirán. Y yo les daría la razón si no fuera porque, cuando se le mete una idea en la cabeza, embarca a quien se le pone por delante.
- Sería estupendo vivir junto al mar ¿verdad?, podíamos probar, se le ocurrió un día.

Desde ese momento mi humano, que es más de secano que el centeno, empezó a soñar con el mar. Y como ambos se retroalimentan, de pronto les entraron las prisas y no pudieron esperar al verano. Así que hemos estrenado mes y año –enero, 2013- a la orilla del mar. Observarán que he empleado el plural y han observado bien porque aquí estamos todos. Bueno, todos, todos, no. Falta el Heredero pero están la Miss y la Niña.

Yo no conocía el mar más que a través de la televisión. Y no es lo mismo, lo reconozco. La mar es grande y extensa como la tierra pero tiene movilidad propia. La contemplo desde la terraza, tumbada al sol. Durante horas, miro el ir y venir del agua. El primer día me asaltó una duda ¿Y si al mar le da por seguir moviéndose y llega hasta aquí? ¿Por dónde salirnos? Parece que no, que tierra y mar han llegado a algún tipo de entente y el agua se limita a hacer amagos de invasión para retirarse inmediatamente.

A la Niña también le gusta el mar porque se queda mirando como hipnotizada. Como yo, vamos. Hoy hemos tomado el café en la terraza. Hace una tarde primaveral a despecho del calendario. De pronto, mi humana coge a la Niña y le dice:
- Verás que morenita te vas a poner para cuando venga papá.

La Miss no dice ni media palabra. Mi humano hace como que no ha oído nada. Yo sigo mirando al mar. Para mí que el Heredero tiene otros planes. Otro que está como yo. Lo que él daría porque el tiempo volviera hacia atrás. 

3 comentarios:

Tita dijo...

Madre mía, eso sí que es "embarcarse" en una nueva aventura, Poe.

Disfrutaló todo, y vive a lo ancho. Un besito

La Guinda dijo...

Siempre ha sido un placer leerte, Poe, pero creo que frente al mar, va a dar más gustito.
A mí es que el olor a salitre conforme me acerco a la costa, me da subidón. No en vano nací en un pueblo costero.

Disfrútalo. Yo daría lo que fuera por retirarme a mi pueblito llegado el momento de jubilarme. si es que la veo. A la jubilación me refiero. Porque a este ritmo de retrasarla tanto...

Un besazo y feliz año.

Valdomicer dijo...

Queridísima Poe:
Desesperada ¿Por qué? Me pregunto.
Imagínate que tus humanos se marcharan como nosotros de vacaciones a Portugal, las Canarias o a Mallorca.
Eso sin contar los viajes a Inglaterra de tres semanas o más.
Willy y Harry (tus congéneres) Ona y Dona (los cánidos) y la cerdita Madonna sufren las ausencias mucho más que tu.
Y te confesaré que hace unos días decía mi asistenta "En mi próxima reencarnación, quiero se gato en esta casa", te doy mi palabra de honor.
Una cariñosa caricia en el lomo.
Siempre tuyo: Valdomicer.