martes, 30 de marzo de 2010

El malentendido

El malentendido es una pieza teatral que Albert Camus escribió en 1944, cuando todavía el nazismo dominaba Europa. En España, fue representada en los estertores de la dictadura, cuando todo tenía un significado ambivalente. En la obra, dos mujeres, madre e hija, dueñas de una pensión, tienen por costumbre asesinar a algunos de sus clientes para robarles y así ir tirando. A la fonda llega un hombre, el hijo y hermano de las dueñas, que vuelve con intención de ayudarlas. Ese es el malentendido: ellas no saben que es su hijo y hermano y él no sabe que van a matarlo.

El título me viene a la mente porque le cuadra como anillo al dedo a don Tino. Es víctima de un malentendido. Más aún, de una concatenación de malentendidos.

No es que en algún momento de su etapa ministerial le hayan levantado arcos triunfales pero de un tiempo a acá día sí y día también los medios le dan un zurriagazo. En ocasiones, con la inestimable ayuda de los suyos.

La semana pasada, el ministro se fue a Bruselas para acompañar al presidente del gobierno en la Cumbre Social Tripartita. Cuando el presidente llegó a la altura de donde estaba don Tino sentado volvió la mano para saludarle desganadamente, sin mirarle siquiera. Las imágenes de televisión transmitieron la escena al mundo. Había tal frialdad en el movimiento escénico, que entraba tiritera.

Era el remate amargo de una semana cruel. La prensa de Madrid, y este no es un matiz irrelevante, le ha dado por amortizado hace tiempo. Ahora ya, ni cuentan con él. Expansión titulaba el jueves 25 “Corbacho dejará Trabajo para volver a la política catalana junto a Montilla” (de paso, daba el boleto a su Secretaria General de Empleo). Otros, ni le mencionan. Pasan directamente de él.

Aunque nunca fue unas castañuelas, es comprensible que el hombre esté tristón. Ahora, cuando llega al tajo, dedica a su secretaria un “nos días” apenas audible. Todo, por culpa del malentendido.

Yo siempre he creído que el presi le llamó para que resolviera el apartado de inmigración pero en el viaje de llegada estalló la crisis mundial y se tuvo que hacer cargo de empleo, que no era su especialidad, cuando ya empezaba a ser un recado de cuidado. Primer malentendido.

Otras versiones apuntan que lo que el presi quería era marcar el territorio a Montilla. Enviarle un mensaje que dijera algo así como: ojo con desmandarte que aquí tengo un peón de repuesto y lo mismo que removí a Maragall te remuevo a ti.

Para ir haciendo méritos, le encomendó a don Tino que le diera un repaso al diálogo social que estaba ya para vuelta y vuelta. Más, hete aquí que el susodicho diálogo naufragó en aguas procelosas y don Tino está a punto de pasar a la historia como el ministro de las malas noticias. Ni una buena referencia que llevarse en el haber. Segundo malentendido.

Así que el presidente le mira de reojo y de mala gana mientras en Cataluña hace ojitos a Montilla. Pero éste, que no querrá dejar enemigos en la retaguardia, parece que le ha prometido un pasar a su vuelta al hogar, dulce hogar. Y en esas estamos. A los efectos prácticos, don Tino tiene puesto ya el corazón y la cabeza en su tierra de adopción. En Madrid tiene el trasero y poco más. Y eso, porque estamos en plena presidencia europea. Tercer malentendido.

Así que el ministerio es un sinvivir.

- A estos les queda un cuarto de hora, se oye en algunos despachos.

- A ver quien viene ahora, es otro comentario socorrido.

- Este se va sin una mala ley que llevarse a la boca, argumentan los más despiadados.

- Claro, se ha pasado el tiempo con el ojo puesto en Cataluña...

Imagino el tejer de bolillos de estos meses que quedan hasta junio para encontrar acomodo para don Tino y para quienes embarcó en esta travesía. ¿Qué hay de lo mío?, le repetirán secretarios/as, asesores/as y demás personal subalterno que arrastró en su viaje a Madrid.

Para mí, que el único que tiene acomodo fijo es Manolo. Porque, vamos a ver, ¿Dónde va a ir don Tino sin su Manolo? Manolo mío, Manolo de mis amores tú eres mi vida, mi entraña y mis dolores, Manolo de mis amores, Manolo de mi querer. Chim, pum.

8 comentarios:

Uma dijo...

pobre don tino!!

ODRY dijo...

Nena que manera más ideal de dar las noticias.

Un besote

Valdomicer dijo...

Celestino quiere decir "El que vino de los cielos".
Hay un dicho popular "De Madrid al Cielo".
Ergo.....
¡Si los hay que nacieron predestinados!.
Un beso.

Tita dijo...

Si no fuera por tí, yo no pillaba ni la mitad de la situación política

¡Gracias nena! ;)

La de la tiza dijo...

Uma: ¿cómo que pobre?
Pobres los parados que no encuentran trabajo por más que lo busquen, pero él tiene empleo asegurado.
Si quería ser ministro, ha cumplido su objetivo.

La de la tiza dijo...

Odry: gracias, guapa, no sé si la opinión está extendida, pero gracias.

La de la tiza dijo...

Valdomicer: efectivamente, el suyo era un caso claro de predestinación. Estaba destinado a volver por donde había venido. Del cielo, mismamente.

La de la tiza dijo...

Tita: ya será menos.
Me alegro de verte por aqui.