Lástima que la justicia sea una dama tan esquiva. Y tan sorda. Y tan ciega. Lástima que los españoles seamos tan olvidadizos. Lástima, además, que nuestra bravura se limite al 2 de mayo y se nos olvide el 3, el 4 y los días sucesivos.
Si de verdad fuéramos un pueblo justo y noble no habríamos consentido que los asesinos se transformaran en acusadores. Si tuviéramos un mínimo sentido de la ética, de la justicia y de la dignidad habríamos pedido cuentas a los responsables de los hechos que se narran en la investigación sumarial correspondiente al Juzgado Central de Instrucción de la Audiencia Nacional 53/2008E y no aceptaríamos lecciones de legalidad de quienes siempre actuaron al margen de la ley.
En ese auto se habla de asesinados sin procedimiento judicial y en tiempo de paz, de menores arrebatados a sus padres y entregados a familias adictas al franquismo (entre 1939 y 1949), se narran con datos y fechas desafueros cometidos por personas que se sabían protegidos por la impunidad que da una dictadura, muchos de ellos falangistas. Se habla de los asesinados en mi pueblo.
Los herederos de aquella ideología, los falangistas actuales, no sólo no han sufrido el más mínimo reproche moral sino que son quienes se han adelantado a denunciar al juez que se atrevió a recoger las denuncias formuladas por los herederos de las víctimas, las asociaciones de defensa de la memoria histórica, y a firmar el auto que acusaba a los criminales de sus crímenes.
No quiero erigirme en defensora del juez Garzón porque no es una figura que me guste especialmente. Creo que si la justicia española funcionara con arreglo a los parámetros de una sociedad democrática un juez no debería entrar y salir de la judicatura a la política y viceversa como quien bebe un vaso de agua. No hablo del juez. Hablo de nosotros, de los españoles que aceptamos que los falangistas y otros grupos claramente afines con la dictadura sean quienes acusen de delicuentes a quienes reclaman, nada más, que se conozca la identidad de quienes fueron raptados o asesinados y a éstos, que se les dé una sepultura digna.
Hablo de nuestra memoria colectiva y de mi propia memoria histórica.
La gente de la memoria histórica apareció años después de que Franco muriera tan ricamente en su cama. Tuvieron que ser los nietos quienes reclamaran la verdad de lo que ocurrió durante la guerra civil y después, quienes se preguntaran cuántos cayeron fuera del campo de batalla y dónde enterraron sus restos. Podían haber preguntado por la identidad de los asesinos pero no lo hicieron, sólo reclamaban el derecho de los suyos a descansar en paz y el de todos a conocer qué había ocurrido durante aquellos años estremecidos.
Mi pueblo fue uno de los primeros en ponerse en marcha para recuperar los cadáveres perdidos en las cunetas o en el monte. Un equipo de la Universidad apoyó los trabajos técnicos. Me ofrecí a colaborar con ellos desde el primer momento. Lo hacía por mí misma pero también por mis tíos, los padres de mi prima Merche, que se fue del pueblo en cuanto tuvo edad para trabajar y que vive en San Sebastián.
Cuando empezaron las excavaciones en el monte donde sospechábamos que estaban enterrados, le pregunté si quería reclamar los cadáveres de sus padres o prefería que lo hiciéramos a través la asociación.
- Déjame pensarlo, me dijo. Unos días después, me llamó por teléfono.
- Quiero ir yo misma a ver cómo sacan los cuerpos de la tierra, creo que es el último homenaje que puedo brindar a mis padres, también porque mis hijos tienen derecho a saber dónde están enterrados sus abuelos y que se reconozca que eran unas personas decentes.
Como no sabíamos de ningún objeto que los identificara tuvo que hacerse por el ADN pero, al fin, mis tíos pudieron ser enterrados en el cementerio. Al entierro vino Merche con su marido y sus tres hijos. Se hizo una inhumación colectiva, con presencia de políticos locales y provinciales y familiares de los asesinados. Mi prima se mantuvo muy serena, muy derecha, echó unas flores en la fosa y vi cómo guardaba un clavel en el bolso.
- Quiero ir a la casa de Felipe Antón, me dijo cuando terminó el acto.
A mí me entró un escalofrío porque, de toda la vida, en mi familia se había guardado como el mayor secreto que Felipe, un falangista que presumía de ser camisa vieja, había sido el instigador del asesinato de mis tíos, por el despecho de que la madre de Merche le rechazara para casarse con mi tío.
Era una historia vulgar y tópica de no ser porque les había costado la vida a ambos.
Felipe estaba muy mayor pero aún regía así que podía pasar cualquier cosa.
No hablamos una palabra en todo el camino. Cuando llamamos al timbre, el corazón me golpeaba en la blusa.
- ¿Qué queréis?, preguntó desabridamente su mujer al abrir la puerta.
- Quiero ver a su marido, respondió mi prima, y se dirigió hacia la puerta abierta del salón sin esperar permiso.
Felipe estaba sentado enfrente de un aparato de televisión apagado. Nos miró, primero a mí y luego a Merche. Estaba claro que sabía quiénes éramos.
- ¿Por qué?, dijo mi prima nada más.
- Porque quise y porque pude - Felipe se puso de pie con dificultad - y nadie en estos años ha tenido cojones para decirme a la cara otra cosa.
- Cuando se es un asesino, como cuando se es cojo o ciego, se sabe por sí mismo, no es necesario que se lo recuerde nadie, oí la voz de mi prima, con una serenidad que me resultaba desconocida. Cuando se ha matado como mataste tú, uno se levanta asesino cada mañana y, aunque le concedan la laureada, se muere asesino sin remedio, Felipe Antón. Yo no vengo a recordar tus crímenes, que bien sabes tú cuales y cuántos son, vengo a decirte que acabo de enterrar a mis padres como las personas decentes que eran, y eso es algo que nunca podrán decir tus hijos cuando te llegue la hora. Porque ellos, como tú y como todos los que te acompañen al cementerio, sabrán que están dando sepultura a un asesino.
No me atrevo a asegurarlo pero diría que hasta sonreía cuando se dio media vuelta, me cogió del brazo y enfilamos hacia la puerta.
- Eres igual que tu madre, murmuró Felipe, con un hilo voz.
El tiempo no siempre hace justicia, pero a veces sí, y entonces es maravilloso, leí una vez a Elvira Lindo. Debió de escribirlo pensando en ese momento.
15 comentarios:
Las historias de los pueblos...
mi abuelo luchó con los nacionales...pq fueron los primeros en pasar por su pueblo...podía haber sido al revés, pués nunca ha sido muy polítiquera mi familia, eso siempre lo he tenido claro...pero una vez "te posicionan" te enteras mas de las historias del otro bando...y desde luego que atrocidades se hicieron por los dos lados...
Mi bisabuela por el otro lado, daba gracias a dios pues su marido y suhijo se murieron de enfermedad antes de la guerra, pues eran los primeros de las listas para ser matados, pq tenían un par de tierras...
Por eso me gustó tanto "por quien doblan las campanas", pq aunque claramente se posiciona con los republicanos (con los que yo también me posiciono, pues defendían un gobierno legítimo) reconoce que "ellos" habían hecho muchas barbariddes...
También es verdad que unas victimas ya fueron reconocidas y otras no!
Es lo malísimo de las guerras civiles!
en fin!
besos
Los pelos como escarpias tengo al leer este post.
Me recordó lo de la Pura, la madre de Antonio Alcántara en Cuéntame...
Siendo extranjera evidentemente no tengo muertos que lamentar en esta guerra, ni de un bando ni del otro pero después de tanto tiempo considero un poco mía la memoria histórica española. Esta misma mañana decía a mi compañera de trabajo que es de las que dicen que lo pasado pasado está y pa qué remover cosas, que entiendo que la gente necesite saber lo que pasó, donde fueron a parar su gente, porqué no volvieron y la necesidad de homenajearles por primera vez en una tumba de verdad... no es posicionarse en contra de un bando u otro, es una necesidad de saber y nadie se lo puede arrebatar... En mi familia política estuvieron del lado ganador, sí vivieron muy bien los años del franquismo, mi suegra admite habérselo pasado genial y que nunca se planteó porqué su tata lloraba a escondidas en su habitación y por qué no podía educar a sus propios hijos que no tenían padre... desgracia inmunda en esos tiempos. Muchos cayeron en un bando por casualidad porque había que sobrevivir ante todo... es humano... por los que se otorgaron el derecho de decidir sobre el destino de otros son los que hay que castigar, los que arrebataron vidas por venganza, por despecho, porque aquí mando yo... y a sus víctimas hay que reconocerles el derecho, el respeto que les arrebataron aquellos... no hay más... la memoria es un derecho de toda la humanidad y se trata de ello a fin de cuentas...
En cuanto a Garzón no le tengo tampoco especial simpatía, es un ser que me resulta ambiguo, escurridizo pero no entendería que le inhabiliten por ello... no lo toleraría y se hay que manifestar, me manifestaré porque eso también es un derecho que todos tenemos...
Besos
Te he leido alguna vez a través del blog de Cruela, pero nunca te había comentado, no estoy tan al día como tu de política ... lo que si te diré, es que cada vez que oigo el nombre de Díaz Ferrán por algún sitio, pienso en ti ...
En cuanto a este post, me ha emocionado ... me ha encantado esta última frase "El tiempo no siempre hace justicia, pero a veces sí, y entonces es maravilloso" ... grandes palabras ...
Por mi parte, mi abuelo paterno luchó con los republicanos,después de estar en varios campos de concentración, se lo llevaron preso a Mahón, la suerte estubo de su parte y lo soltaron...
No tubo tanta suerte un tío de mi madre, a quien cogieron preso y fusilaron sin ningún miramiento en "El camp de la bota" de Barcelona con solo 26 años ...
Me parece vergonzoso que pongan tantos palos a las ruedas y que se haya acusado al juez Garzón.
Ay Tiza, por dios, por dios, si es que aún no se ha muerto la gente de esta pobre gente, si es que lo tenemos a la vuelta de la esquina, y sólo los que no tienen muertos a los que encontrar quieren, paradójicamente echar tierra encima.
Ya me dan ganas de llorar que se esté juzgando a la justicia, (y digo como Cruela, si hay que manifestarse, allá iré), pero leer ese "porque quise y porque pude" es superior a mis fuerzas y a mi filosofía de que Tol mundo é güeno. Yo pensaba que sólo había equivocados, y no malos.
La equivocada era yo.
La guerra es la guerra ¿pero quien juzga lo de antes, o lo de después? hoy, como hace 70 y pico años, los ganadores SIGUEN PONIENDO LAS REGLAS.
Uma: en la guerra civil, sin duda, se cometieron atrocidades en los dos bandos. Pasando por alto que quienes se alzaron contra el gobierno legal fueron quienes acusaron a los adversarios de traidores, las que fueron víctimas de los republicanos han disfrutado de honores y prebendas durante 40 años. Las víctimas de los rebeldes ni siquiera han podido recibir sepultura.
Y ya el colmo es que sean los representantes de los asesinos quienes se erijan en acusadores.
Cruela: desgraciadamente, la postguerra estuvo llena de Puras. Ya quedan pocas porque los años han acabado con ellas y con su vida de amargura.
Como también hubo muchas personas como tu suegra que vivieron tan ricamente. Ahí tienes al Mayor Oreja, que sigue repitiendo que aquellos fueron unos años plácidos y prósperos.
Tan plácidos, que Franco se murió en su cama de puro viejo.
Bet: si ves a don Ceoé, mejor no le digas de qué te suena, por si acaso.
Ya en serio. La historia de tu familia es la de miles de familias. Desgraciadamente.
Y los mismos que causaron tanto dolor son los que ahora acusan de mal uso de la justicia. Tiene bemoles.
Tita: no es que estés equivocada. El que haya gente de esta calaña no empece para que también haya mucha gente buena.
Seguramente son muchos más los que nunca han hecho mal a nadie que los otros. Lo que ocurre es que la buena gente no hace ruido. Y en cambio los otros saben cómo hacer las cosas para salir siempre airosos.
Acabo de leer en voz alta a mi chico tu magnífica entrada. Haberla leido ayer no ha hecho que se me entrecortara la voz y que se me encoja el alma de nuevo.
Mi generación, la que despidió en pañales a Franco, nos sentíamos a salvo después de escuchar "aquellos apacibles tiempos"
Ahora soy consciente de que no estamos a salvo. La derecha de este pais está de mierda hasta el cuello....¡y se está juzgando a Garzón por "apañar" una ley que mira por los más básicos derechos humanos...o al menos a mi me lo parece...
Ay señor!
Perdón: Leer ayer la entrada no ha hecho que se me dejara de entrecortar la voz
Tita: gracias por la atención que prestas a este blog.
Valoro mucho esa frase sobre tu generación porque ese es un asunto que me preocupa especialmente. Cuando no se ha peleado por algo, como mi generación peleó por la llegada de la democracia, acaba por considerar normal lo que tiene, a no valorarlo suficientemente.
Yo tengo la sensación de que una parte de la derecha asilvestrada integrada en el PP está dispuesta a hacer cualquier cosa por cargarse el sistema, porque se sabe a salvo de riesgos.
No le importa poner en peligro al sistema judicial, al legislativo - ahí tienes a sus cargos públicos acusados y no dimitidos de sus escaños - y menos aún al ejecutivo. Todo lo vale para llegar al poder. Es la ausencia total de ética.
La izquierda se equivoca mucho, sin duda, pero creo que tiene unos principios éticos más sólidos.
Yo confío en que la reacción ante este estado de cosas ha de venir de las generaciones jóvenes.
No temas por ese lado. Somos muchos, y no nos vamos a quedar de brazos cruzados.
De momento el 24 nos veremos las caras: mi madre, mi hija, y yo seguiremos luchando con la mejor herramienta que da la civilización, las manifestaciones.
Otra cosa es que nos hagan caso. La última vez de nada sirvió, pero no me arrepiento.
Un abrazo
Hay ocasiones en las que todo comentario sobra. He leído varias veces tu entrada y cada vez me impresiona y afecta más.No queda nada que añadir, está todo dicho y bien dicho.
Besos.
Valdomicer: este es un asunto que me afecta muy profundamente y me inquieta.
Cada vez me preocupa más la deriva de esta derecha ciega e insensata.
Gracias por tu comentario.
Publicar un comentario