martes, 27 de abril de 2010

La maratón, ton, ton


El domingo por la mañana temprano me llamó la miss.

- Que si te vienes conmigo a ver a tu hijo en la maratón.

A mi heredero le ha dado últimamente por el deporte y, como es partidario de la excelencia, hace las cosas a lo grande. Empieza participando en la maratón de Madrid con la pretensión de irse a Nueva York en la próxima edición.

A mí me parece muy bien la gente que dedica su tiempo a practicar deporte, aunque jamás he conseguido encontrarle el encanto a tal práctica, cualquiera que sea la modalidad deportiva elegida.


Así que, de buena mañana, se me ocurren varias posibilidades mucho más divertidas pero tampoco quiero pasar a la historia como la suegra in pectore más desaborida que han visto los siglos. Dije que bueno, con un entusiasmo perfectamente descriptible.

- ¿Dónde quedamos?, pregunto.

- Si te parece, en el Reina Sofía y podemos darnos una vuelta por el museo mientras esperamos el paso de los corredores.

El heredero, que ya se ha hecho una media maratón en dos horas, ha calculado que concluirá la maratón entera en cuatro horas. Con arreglo a esa estimación, deberíamos esperar su paso por Atocha antes de las 13 horas. A las 12,15 estamos las dos en mitad de la plaza bajo un sol que empieza a calentar. Los corredores pasan aún a buen trotecillo.


Una mujer pregunta si tenemos algo dulce para alguien que parece que viene con hipoglucemia. Miro en mi bolso y no encuentro nada. La miss saca un chicle sin azúcar.

- Es por las calorías, se justifica.

Poco a poco, sin ponernos previamente de acuerdo, volvemos frente al Reina Sofía buscando la sombrita. En la isleta, un equipo del Samur presta asistencia a un corredor que está tumbado con las piernas en alto.

- ¿Qué zapatillas llevaba?, pregunto.

- No es él, responde la miss, como si me leyera el pensamiento.

Cogemos una sombrita, nos acodamos en la barandilla del tunel y nos disponemos a pasar lista a los corredores. 15.000 han tomado la salida, que ya se necesita moral.
Los hay que se han provisto de toda la parafernalia que se supone inherente a la marcha y los hay que corren como si hubieran cogido lo primero que vieron al levantarse. De pronto, pasa ante nosotras un corredor vestido de soldado romano, como los de los belenes, saludando marcialmente. Luego, otro vestido de spiderman. La gente aplaude.

Esa es otra cosa que me choca. Miles de personas que esta mañana de domingo primaveral toman posiciones a lo largo de los 42.195 metros del trazado para animar a los corredores. Algunos serán familia pero no todos, digo yo. Es verdad que hay gente p’a tó, que dijo El Guerra.

Varios corredores llevan camisetas del Club Los Ramones. Si los vieran los del grupo punk les daba un soponcio.

- Ánimo, que ya sólo faltan tres, repite un chico que se ha apalancado detrás de nosotras.

- Sólo de pensar que tengo que hacer ahora tres kilómetros, me entra flato, dice la miss, a quien yo le hacía más espíritu deportivo.

Pasa el tiempo y los corredores a un ritmo constante, ahora más ralentizado. Ante nosotras pasan un hombre joven y un adolescente. En la camiseta del primero se lee: Padre. En el del segundo: Hijo.

Algunos han perdido el trote y van caminando. Oigo a uno que habla con su compañero, con voz entrecortada.

- Mi mujer está salida…(joer, pienso) de cuentas…(pues si se pone de parto de poco le va a valer el tipo este, me digo).

Abundan las sirenas de las ambulancias o las motos del Samur.

El heredero se ha entrenado y corre con un amigo. La miss llama de vez en cuando a la mujer del otro corredor.

- Por aquí empiezan a pasar ya los corredores escombro, le dice.

A todo esto, son más de la una y media y ni señal del heredero.

- Lo mismo se están tomando unas cañas tan ricamente y nosotras aquí como dos gilipollas, me dice, de repente, la miss.

Por primera vez, la veo con otros ojos. A ver si va a resultar que no es tan tonta como yo creo… Pero también puede ser una falsa alarma.

A las 13,45 pasa el amigo. Parece fresco. Le animamos.

- Venga, campeón.

El hombre nos mira y sonríe como puede.

La miss llama a su mujer.

- Que acaba de pasar Vicente.

Ha dado al manos libres así que oigo a la otra que dice: Sí señor, con un par.

- Pues no sabría decirte, responde la miss, no me he fijado si va con un par o ha perdido alguno por el camino.

Huy, huy, huy, me digo. Ésta está hoy respondona.

Cuando nos damos cuenta, estamos solas. Puede que los grupos que nos acompañaban fueran familiares y se hayan ido despues de haber visto pasar a los suyos. Nosotras seguimos esperando.

Pasan las dos cuando aparece el heredero. Trata de aguantar el tipo pero se ve que viene maltrecho. Oigo que dice a la miss.

- No sé si voy a aguantar.

Pero aguanta y, finalmente, entra en meta. Hecho un nazareno, pero entra.

- Tenemos que traer un bolso de Prada a tu madrecuando vayas a la maratón de Nueva York, dice la miss al heredero, porque ha aguantado el maratón a pie firme como una leona.

El heredero pone cara de carnero a medio morir. No le queda resuello para responder pero por su expresión deduzco que me he quedado sin bolso. Para mí que éste no corre otra maratón en su vida.

- ¡Viva la paella!, grita un corredor que en ese momento atraviesa la meta.

14 comentarios:

ODRY dijo...

Mi lucero la corría antes todos los años y hay que ver como le recogiamos de la meta y eso que el pobre se entrenaba.

Me he reido mucho con tu entrada.

Un besote.

Anónimo dijo...

Que bueno como me he reido jajaj ... hay que reconocer el valor que tiene tu heredero ... y la miss no tiene desperdicio ...

Besos !

Uma dijo...

que bueno!!!
oye! ¿ es cosa mia o la miss te va cayendo mejor?
besos

Tita dijo...

jajajajaja, ¡qué ojo tienes!

Yo también creo que te has quedado sin bolso.

A ver si la miss se suelta del todo, que parece buena chica. Aunque no sé si a ti el bolso de Prada es lo que más ilusión te hace...lo mismo es que aún no te conoce bien.

Besos

La de la tiza dijo...

Odry: el heredero también se ha entrenado pero una maratón es mucha distancia

La de la tiza dijo...

Bet: ni el heredero ni la miss tienen desperdicio, pero yo creo que el valor es el mío, que detesto estas prácticas deportivas.

La de la tiza dijo...

Uma: te aseguro que yo no me meto en absoluto en las elecciones ajenas y menos aún en las del heredero. Soy de la opinión de que cada cual sabe equivocarse sólo, sin necesidad de mis consejos u opiniones.
Lo de la miss, puede ser que me voy acostumbrando...

La de la tiza dijo...

Tita: estoy segura de que me he quedado sin bolso, pero no me importa mucho porque ya tengo un Prada, de New York, of course (legítimamente falso). Me lo trajo una amiga. Es que los bolsos, no necesariamente de marca, son una de mis debilidades.

Valdomicer dijo...

Cada uno es dueño de sus perversiones. Otros hay que van a misa (por ejemplo).

Cruela DeVal dijo...

Hay cosas que para mí son incomprensibles ... una es coronor los 8000 y la otra correr una maratón, qué perdida tiempo por dios... y luego hay que rescatarles cuando se quedan tirados... Pa que tas metido?¿
en fin que me he reído un rato y hasta la miss me ha hecho gracia
Besos

La de la tiza dijo...

Valdomicer: que no lo critico, líbreme Alá, es que no lo entiendo, tanto esfuerzo para nada.
Lo de la misa, tampoco. Me tiré siete años interna en un colegio de monjas - de 1º de bachiller a preu - a razón de misa diaria de cumplimiento obligatorio así que tengo ya oídas todas las misas que me corresponderían en una larga vida.

La de la tiza dijo...

Crue, eso digo yo, p'a qué se meterán en estas cosas. Pero ahí los tienes, 15.000 participantes. Que ya son ganas.

Tita dijo...

A mí en el fondo siempre me han dado un poco de envidia: esa disciplina y esfuerzo ese terminar a pesar de todo y de todos...

Sí, mi culo es de sofá, pero me dan cierta envidia...

La de la tiza dijo...

Tita: si ya lo dijo el Guerra, que hay genta p'ató.
Mi culo es de sofá y encantada de la vida. El maratón, quita pallá.