lunes, 31 de mayo de 2010

La única esperanza


Tengo una vinculación afectiva por partida doble con la tierra de Palestina que acoge en una parte la nación de Israel: me siento vinculada a muchos palestinos y me siento igualmente vinculada a muchos israelíes. Unos y otros llevan años buscando un resquicio para construir la paz.

Por eso venía siguiendo en los últimos días a la “Flotilla de la Libertad” desde que salió del puerto de Estambul con provisiones y ayuda para los palestinos que habitan la franja de Gaza, a orillas del Mediterráneo, conocida como la mayor cárcel del mundo.

Vista de Gaza, desde la ciudad israelí de Sderot

Los palestinos están allí constreñidos por unas fronteras impermeables controladas por el ejército israelí desde que llegó al gobierno un partido islámico radical – Hamás – que ganó limpiamente unas elecciones convocadas y celebradas con el beneplácito de todas las partes implicadas en el conflicto de Oriente Medio. Los habitantes de la franja de Gaza viven en condiciones infrahumanas, privados de casi todo lo que los demás consideramos imprescindible para vivir: alimentos, medicinas, dotaciones para la vida cotidiana.


Levantad el bloqueo a Gaza, dice el cartel


Las organizaciones de ayuda humanitaria vienen advirtiendo de la necesidad de que Israel levante el cerco militar impuesto contra toda legalidad. Pero Israel, gobernado por una coalición de partidos tan ultraradicales como Hamás, hace oidos sordos porque sabe que nadie le va a prohibir que siga siendo el dueño de la zona. Estados Unidos le apoyó, la apoya y le va a seguir apoyando por razones estratégicas de consumo interior y de geopolítica. Europa carece de autoridad moral para exigir a Israel respeto a los derechos humanos. Los palestinos carecen de padrinos que los defiendan y de líderes capaces de negociar.

Esta mañana me he despertado con la noticia del asalto a la flotilla por parte del ejército israelí. Las agencias no se ponen de acuedo en el número de muertos ni de heridos pero coinciden en que hay numerosas víctimas.


Con el corazón encogido, abro internet y encuentro a Meir Margalit, concejal del ayuntamiento de Jerusalén, judío, un hombre de paz que lucha por los derechos de los palestinos, desalojados de sus propias viviendas. Sólo acierto a enviarle un abrazo.

A él y, en mi pensamiento, a Samira Khoury, palestina, veterana activista por la paz, los derechos humanos y de género, que ha pasado varios años en la cárcel, una persona alegre y animosa que hace 50 años creó la Asociación de Mujeres Democráticas en Nazareth.


A Molly Mallekar, de la organización Bat Shalom – Hijas de la paz - una organización feminista israelí integrada por mujeres judías y palestinas que trabajan juntas para alcanzar una paz real, una resolución justa del conflicto palestino israelí, respeto a los derechos humanos y una voz igual para mujeres judías y árabes en la sociedad israelí.


A la presidenta de la Cooperativa de Kalandia, palestina, que confesó no haber tenido ningún día de paz en los años de su vida.


Itzhak Frankental

A quienes están detrás de la emisora “All for peace”. Su directora, Maysa Baransi-Siniora, palestina; el subdirector, Mossi Raz, judío. Itzhak Frankental, judío, que desde el micrófono defiende la necesidad del diálogo con los palestinos y responde las preguntas de quienes buscan una salida digna al conflicto. Itzhak sabe de lo que habla porque un día recibió el cadáver de su hijo Arik, de 15 años, muerto en esa confrontación que algunos se empeñan en perpetuar y otros quisieran parar definitiva y decentemente.

Recuerdo, de manera especial, al comerciante de Hebrón que me vendió las pequeñas vasijas de cristal que abren este post y me dijo: “Ustedes son nuestra única esperanza”, depositando en mí y en quienes hemos tenido la fortuna de conocer Israel la confianza de que sería capaz de contar lo que había visto en la ciudad milenaria y en Palestina.

9 comentarios:

Tita dijo...

¡Qué ganas de llorar y qué desesperanza!

Nada hay más triste que un pueblo históricamente represaliado, represaliando a su vez ¿Es que no hemos aprendido nada?

Ahora sí, una foto muy muy significativa....Un abrazo

Pilar dijo...

La terrible y cruel odisea histórica del pueblo judío me ha llegado siempre muy dentro.

Una cultura antigua, impermeable a casi todo y perseguida por todos, un pueblo en busca de un pueblo.

Pero ¿qué les ha sucedido? Parecen haber decidido tomar la revancha en el maltrecho cuerpo de los palestinos, un pueblo también sufriente, utilizado por otros como escudo, como excusa y como razón.

No hay justificación alguna para lo que hace Israel con "los territorios palestinos", curioso eufemismo para referirse a espacios de detención y control, de abuso y crueldad.

Y me encantaría saber cómo pueden las buenas personas de ambos bandos imponerse a los que han hecho de esta guerra sucua el motor de su prosperidad y su poder.

¿no basta el deseo de paz y buena voluntad?

Uma dijo...

y como siempre mujeres encabezando los intentos de unidad!pq hay mas que hombres en los que citas ¿no?
y menos mal que esas voces dan algo de esperanza, pq si no sería del todo incomprensible...pero tampoco entiendo pq no podemos dar lecciones de integridad moral...lo pasado pasado está y esta visto que ellos tambien lo han olvidado!
besos

Ellyllon dijo...

A mí me entristece sobremanera lo que Israle hace con Gaza.
Tengo una relación familiar con Israel, más concretamente de Cesarea y ¿te puedes creer que no sacamos nunca este tema?.

No sé si la persona en cuestión no lo saca por vergüenza y yo no lo saco porque me enciendo.

¡¡Qué triste!!

Un beso
Elly

Anónimo dijo...

Ayer a mediodía vi la noticia, que indignante y que impotencia ... en ese barco hay dos coperantes de un pueblo vecino al mío, una chica y un chico madrileño, el cual grabó un video anunciando que esperaban el ataque nocturno del ejercito.

No encuentro la palabra que define mi sentimiento al oir por parte de Israel, que los palestinos no necesitan ayuda humanitaria, por que ya están abastecidos de todo lo que puedan necesitar ¿¿¿¿QUE????
y encima que recae la responsabilidad de la matanza a la flotilla, vamos, vamos ...

Admiro profundamente a todas estas grandes personas que luchan por la paz, se me ponen los pelos de punta al leer lo que te dijo el comerciante.

Besos !

Cruela DeVal dijo...

y la ONU que como siempre se queda al margen, lamenta pero no condena...
se parecen a un partido abertzale comentado un atentado de ETA...
El problema no se resolverá así... Israel tiene el deber de entender que ellos no son las víctimas en ese conflicto sino que son culpables...
a mí me entristece tanto ver que nadie parece querer decirles BASTA... porque además de ellos, nosotros somos la esperanza
Besoooos

La de la tiza dijo...

Aquí estamos todas chicas también, sangrando por la misma herida.
Trato de responder a vuestros comentarios remitiéndoos a estos dos enlaces, a cual más interesante.
El primero, hace mención a los comentarios en la prensa israelí que es, conviene no olvidarlo, una democracia parlamentaria:
http://www.publico.es/internacional/317078/israel/flotilla/ataqueactivistas/reaccion/prensa
Este otro enlace lleva al blog de Enric González, corresponsal de El País en Jerusalén. Una mirada imprescindible en estos días y casi siempre.
http://blogs.elpais.com/fronteras-movedizas/2010/06/la-fabula-del-pavo.html
Saludos a todas.

Valdomicer dijo...

Te lo he dicho ya.
Los vamos a echar de la´s instituciones europeas, de la Eurovisión, y del fútbol y el baloncesto y esas cosas y que se apunten a las competiciones asiáticas, que ellos son de por allí.
Además vamos a cerrar las embajadas.
Ojo, que estoy hablando del estado de Israel, no de los judíos.

La de la tiza dijo...

Valdo: desengáñate, no los vamos a echar de ninguna parte. Ni siquiera los vamos a reñir por ser chicos malos. Eso, lo reservamos para los palestinos, que para eso son "moritos", según creencia general.
Podíamos empezar por recordar al gobierno israelí que, efectivamente, es asiático, no europeo, que es lo peor les sabe. Y poner algunos límites a los acuerdos preferenciales.
Ya ves, tengo yo hoy el día utópico, las hay que no escarmientan.