domingo, 16 de mayo de 2010

Sinfonía del nuevo mundo


En mi adolescencia, se decía que el mundo iba a acabar al llegar el siglo 2000. A mí me educaron en el rechazo a lo irracional y a la superstición así que pensé que se trataba de una superchería, la teoría milenarista que predica la llegada de todos los males con el paso del siglo o del milenio. Ahora sé que estaba equivocada.

El mundo se ha acabado. El mundo que conocimos, el de mi infancia, se terminó para siempre. Da igual que lo reconozcamos o que nos resistamos a admitirlo. Nada es igual. Hasta la aldea más pequeña perdida en cualquier rincón del planeta ha sufrido un cambio drástico. El mundo tal como lo conocimos se acabó.

Cuando yo hice la comunión, para hablar por teléfono entre un pueblo de Barcelona y otro de Madrid había que esperar varias horas hasta que se establecía la comunicación. Ahora, es posible comunicarse instantáneamente entre cualquier punto del planeta. Y ese es solo uno de los cambios menores. La informática ha modificado el sistema de producción y el pensamiento lógico de las personas. La política ha cambiado la vida de millones de personas en el planeta.

Cuando yo nací, Estados Unidos representaba eficazmente la fuerza del capital y la URSS representaba teóricamente la fuerza del trabajo. El mundo se dividía en dos frentes que se controlaban mutuamente de manera que ni uno ni otro se desmandara más allá de lo establecido. Era la guerra fría.


Murió Franco, cayó el muro de Berlín, desapareció la Unión Soviética; se evaporaron los países de su área de influencia como se evaporó la guerra fría. Cuando cayó el bloque comunista muchos se felicitaron argumentando que estaba corrompido y era ineficaz. Pero nadie cuestionó la corrupción del sistema capitalista y su ineficacia para dar respuesta a las necesidades de muchos millones de personas en este planeta.
Estados Unidos dejó de tener un imperio a su altura que le marcara los límites y le enseñara los dientes, llegado el caso. El capitalismo dejó de tener barreras. La fuerza del trabajo dejó de tener representación.

Hace tiempo que desapareció el escenario que nos fue familiar. El entorno cálido y abrigadito, protegido de los conflictos exteriores. Ahora, todo es universal, las guerras, los conflictos o las crisis. Lo que llamamos globalización no es sino otra forma de llamar al imperialismo. En este caso, el imperio del dinero.

Lo último que hemos sabido sobre globalización, es que el sistema financiero, los bancos, el capitalismo liberal, en suma, se excedieron en sus ambiciones y acabaron comiéndose sus entrañas. Cuando se percataron de su vacío interior – aunque previamente se ocuparon de poner a salvo el botín obtenido – salieron corriendo en demanda de ayuda. Es la CRISIS, decían los dueños del dinero. Si no hay dinero el mundo se parará. Daban ganas de decir, muy bien, que se pare a ver qué pasa.


Porque para muchos millones de personas, el mundo hace decenios que se paró. Para millones de africanos que han sido despojados de sus materias primas porque son pobres, porque tienen malos gobernantes, porque no les permiten acceder al conocimiento y a la gobernanza de sus países. Para millones de americanos indígenas, sumidos en pobreza secular mientras las minorías blancas incrementan sus riquezas seculares. Para millones de asiáticos, condenados de por vida a una existencia miserable de explotación y esclavitud. Para algunos millones de europeos, convencidos de que son ciudadanos libres de una civilización más avanzada y progresista, cuyo único horizonte vital es trabajar, trabajar y trabajar, para mantener un nivel de vida cuya escasa satisfacción es la de tener trabajo.

Cuando el sistema financieron americano amenazó en entrar en quiebra y extender su enfermedad al resto de países, los gobiernos se pusieron de acuerdo en salir al rescate de los bancos. Algunos, los menos, sacaron pecho y anunciaron que se iba a refundar el capitalismo. Pero, en general, gobiernos de izquierdas y de derechas compraron el mensaje de que era imprescindible que los Estados aportaran dinero para salvar a los banqueros, a los grandes ejecutivos que se lo habían llevado crudo. Nadie dijo que ese dinero surge de los impuestos, de las aportaciones de los mismos ciudadanos condenados a la pobreza, a la explotación o al trabajo miserable. Tampoco dice nadie que hay pedir responsabilidades a los culpables de la crisis.

Así ha sido en los países desarrollados. En España, el gobierno ha ido trampeando estos dos últimos años. Primero, negándose a la evidencia. Después, asegurando que se protegerán los derechos sociales.

Hace unas semanas, los mercados financieros han vuelto a actuar como saben hacerlo: especulando. Esos mismos a los que sacamos del arroyo para salvar al sistema, vuelven más fuertes que nunca. El capital, que no tiene más nacionalidad ni otra bandera que el beneficio, se ha decidido a tomar el poder. Un golpe de estado en regla. Zapatero y como él la mayoría de gobiernos europeos ya saben que ellos no son quienes toman las decisiones: es el sistema financiero quien las toma por ellos.


En esa tesitura, Zapatero se ha decantado por dar carnaza a la fiera para que se entretenga. La carnaza somos, de momento, los funcionarios y los pensionistas. De momento. Esa es la refundación del capitalismo.

Los periódicos vienen hoy llenos de análisis a la situación. Recojo el de Luis García Montero en Público y el de Maruja Torres en EPS, así como una información de Público sobre otras formas de reducir el déficit.

Congelar las pensiones es complicado, aunque no imposible. Complicado, porque ataca uno de los pilares del P. de Toledo, pacto al que llegaron todos los partidos políticos y las fuerzas sociales y porque hay que modificar más de una ley.


Bajar el sueldo de los funcionarios es más fácil de vender. En el subconsciente colectivo, funciona aún la idea de que los funcionarios son una panda de vagos que se pasan la jornada tomando cafelitos y resolviendo asuntos particulares y tomando días libres a todo tren. Es posible que haya funcionarios que se ajusten a ese modelo pero son minoría y, en todo caso, será responsabilidad de quien lo permite. La mayoría, son trabajadores que han accedido a su empleo después de unas oposiciones complicadas y duras y que tratan de hacer su trabajo de la manera más eficaz y eficiente posible.


Porque funcionarios no son sólo esos individuos a los que suele dibujar Forges, que resultan tan graciosos. Funcionarios son también los miles de policías que protegen la seguridad en las ciudades o detienen a los terroristas, o controlan el tráfico en las carreteras haga frío o calor. Funcionarios son los médicos de la sanidad pública. Y los profesores de la enseñanza pública. Funcionarios son los que gestionan el subsidio del paro cada mes, los que gestionan los pagos de las pensiones. Funcionarios son los miles de administrativos que resuelven los miles y miles de gestiones que hacemos los ciudadanos cotidianamente. Miles de esos funcionarios perciben salarios por debajo de los mil euros y muchos miles más no pasan de los 1.500. A esos es a los que el gobierno ha decidido rebajar el 5% del salario.

Una decisión histórica, una regresión de los derechos sociales adquiridos. Es verdad que nadie va a protestar por esa rebaja. Después de todo, se trata de funcionarios, esa casta privilegiada que tiene trabajo garantizado. Como estoy afectada, no voy a perder más tiempo en defender mi opinión.

Me pregunto, nada más, que diferencia hay entre un gobierno de izquierda y uno conservador si aquél se dedica a tomar las medidas que tomaría éste. Y, sobre todo, me pregunto donde están representados los derechos de los trabajadores. Eso que llamábamos la fuerza del trabajo.


Se acabó la ilusión del progreso permanente. Por primera vez en decenios, la generación de nuestros hijos disfrutará de peores condiciones que sus padres. La clase media, la burguesía, va camino de desaparecer. La sociedad se estructurara en una clase privilegiada que gozará de todos los privilegios y un proletariado cuyo único horizonte será trabajar para sostener a la primera. Una vuelta atrás hacia el antiguo régimen, hacia el feudalismo.


Así, hasta que alguien caiga en la tentación de leer la historia universal y recuerde que en 1789, con la Revolución Francesa, se proclamaron los derechos humanos y de los ciudadanos. Incluso es posible que alguien se anime a estudiar los fenómenos que propició la revolución industrial. Y a lo mejor aprendemos a sacar consecuencias de nuestra historia.

Y hasta es posible que seamos capaces de aprender a organizarnos de otra manera y de construir un nuevo edificio. Porque el mundo se acabó y es urgente repensar uno nuevo y establecer otras reglas de juego para todos.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

La situación es muy grave y ZP lo tiene muy complicado, pintan bastos para todos !

Estoy de acuerdo en que hay otras formas de reducir el déficit antes de tocar a los pensionistas y a los funcionarios, el artículo que aportas numera unas cuantas, yo añadiría además la casa real, el rey y toda su prole nos cuestan un pastizal !

Besos !

Cruela DeVal dijo...

TIZA
Un análisis totalmente esclarecedor de una situación confusa.. como siempre.. es verdad que hablamos mal de los funcionarios, es verdad que algunos los típicos de Forges son los mínimos y que tendemos a pensar que joder con lo fácil que lo tienen no pueden ni quejarse, nos has dado una buena lección

PERO COMO QUE LA REVOLUCION FRANCESA EN 1879... 1789 vamos sé que es un error en las teclas y la sabes perfectamente...
y sí tienes razón y pienso lo mismo, la globalización es global y sí que los bancos mandan el mundo.. y es una global jodienda
Besos

Uma dijo...

ya decía yo que no hubieras escrito nada!, ahora le echaré un vistazo a los articulos que enlazas y a las otras formas de sobrellevar la crisis...en fin! que a mi me ha sorprendido que esta sea una medida de la izquierda!!
y como te dije antes...me bajan el sueldo y me quitan el cheque bebé...ideal!!
besos

La de la tiza dijo...

Bet: es verdad, pintan bastos para todos pero para unos más que para otros. Ni comparación entre don Botín y yo. Y yo también reduciría a 0 el presupuesto de la monarquía. Anda y que se ganen el sueldo.
Crue: xd, se me cruzan las teclas. Gracias por la corrección, que ya he subsanado.
Uma: ¿Cómo que de izquierda? Esta es una medida tirando a reaccionaria. Anda y que no podían haber recortado partidas antes que a jubilatas y funcionarios. Podrían haber reducido el número de asesores, haber eliminado las comidas y cuchipandas oficiales, eso para empezar. ¿Tu también trabajas en la Administración Pública? Pues tienes el don de la oportunidad. Pero, bueno, vale la pena ¿no? Por cierto, ¿qué tal la niña? Cuéntanos cosas.

Uma dijo...

Acabo de leer los articulos! genial la comparacion de maruja con la locomotora y los bovinos (que identificada!) y lo mejor el articulo de publico con las alternativas....lo peor lo los puestos "a dedo" sin repercusion laboral a 4000 eurillos al mes!! yo lo flipo!!!!! (eso es gente con otros trabajos a la que le pagan por aconsejar no????) reitero: lo flipo!!!!
Pues tienes toda la razón en lo de los agapes y tonterías, los séquitos de los gobiernos y un largo etcetera y el recorte militar....salvo lo de los profesoresde religión( que pobres que culpa tendran ellos!) estoy de acuerdo con todo!
hasta con lo del cheque bebé...aunque tambien lo podrian haber reducido de forma paralela al sueldo no?

en fin!!!
jeje que graciosa con lo de la niña
¡que va a ser niño!!!
besos

ODRY dijo...

yo tampoco creo que sea la solución, creo que hay mucho chupoctero que no es funcionario de carrera y que sería prescindible totalmente, pero la verdad es que cuando se tira más de lo que se gana, al final, hay un problema, a lo mejor no se tenía que a ver tirado tanto y organizado mejor, como hacemos todos en nuestras casas, ni más ni menos.

Un beso.

La de la tiza dijo...

Uma: los asesores son unos profesionales que la ley permite contratar a dedo a los cargos públicos de director general para arriba, cuanto más arriba más asesores.
Los hay de dos tipos. Funcionarios que son captados para una actividad de índole político-administrativa, que cobran mucho más de lo que cobrarían en su puesto y que, incluso, pueden llegar a consolidar nivel, es decir, dar un salto profesional aprovechando la coyuntura y quedarse en el nuevo nivel para siempre jamás; o personas particulares que, por las razones que sea, el político de turno quiere tener cerca y a los que atribuye la función que estime oportuna: hacer informes, elaborarle los discursos, escribirle los artículos, responder las entrevistas escritas, etc. Los jefes de prensa son siempre cargos de confianza, asesores que duran lo que dura el ministro de turno. Todos los asesores se van con el político que les nombra, excepto, naturalmente, los funcionarios que se quedan donde les corresponda. Y, sí, vienen a cobrar unos 4.000 euros de vellón al mes.
Odry: añado a lo dicho a Uma, coincido en que muchos asesores son totalmente prescindibles y todos ellos sustituibles por funcionarios.

Pilar dijo...

Bueno, veo que te has tomado tiempo y espacio para hablar de esto que nos quema a tod@s.

Me duele estar tan de acuerdo porque el análisis es certero y triste.

Los funcionarios venimos siendo piedra de toque desde hace muchos años, cada vez que hay cambio de gobierno se presenta en la Comunidad Autónoma en la que trabajo algún plan para "atarnos corto", mientras el nivel de gasto en asesores, amigos del asesor y empresas públicas para hacer la mitad por el doble, se multiplican.

Así que no me sorprende, pero no me parece lo más preocupante, y ojo que lo es mucho, tanto por el impacto en las economías de muchas familias como por el efecto sobre el consumo que vendrá a sumarse al de incremento del IVA.

No soy una experta economista, pero humildemente las cuentas no me casan, y fijate eso tampoco me parece lo más importante, no creo que el déficit público sea ahora nuestro mayor problema.

Lo que realmente me preocupa es que poco a poco nos hemos ido deslizando hacia unas posiciones inconcebibles hace unos pocos años, hemos renunciado a los postulados básicos no ya del estado social y de la justicia redistributiva, sino a los del estado de derecho y la representatividad política.

No nos gobiernan aquellos que eligió la mayoría, sino un conjunto de empresas, de capitales cuyos unicos objetivos son ganar más y después más.

Cuando la crisis financiera estalló, el pánico se apoderó del mundo, en vez de analizar las causas, todos los gobiernos se dispusieron a arreglar el jarrón.

Es decir, tú abres un negocio y te va bien y si eres honrado, toda la sociedad se beneficia porque parte va a las arcas públicas, y si te va mal, lamentablemente te aguantas y si los sistemas de protección social funcionan podrás acudir a ellos mientras te levantas, eso es así solo si no eres un banco.

En este caso, todos correremos a poner de nuestro bolsillo para que no pierdas un euro, a costa de endeudarnos, por cierto con él mismo o con su primo de Valladolid, y perdón si algún vallisoletano se siente aludido.

Y los ciudadanos de a pie, nos limitamos a observarlo. ¿qué nos pasa?

Los mismos que hacen cundir el miedo son quienes aseguraban la gran solvencia de Lheman, ¿no nos acordamos?

La globalización se ha llevado a otras esferas nuestra capacidad de reaccionar, todo nos viene impuesto, lo que comemos, lo que leemos y lo que pensamos, o mejor dicho lo que no pensamos.

Seguramente nunca en la historia se hayan dado tantas razones objetivas para provocar una revolución, pero los burgueses de la francesa, están más preocupados por vender el piso de la playa, los obreros de la industrial por encontrar algo de tajo aunque sea en la sumergida.

¿Quien queda?

No lo sé, y eso es lo que realmente me preocupa.

La de la tiza dijo...

Pilar: no puedo estar más de acuerdo contigo. Tienes toda la razón. Con un agravante, si me permites la puntualización. Las agencias de calificación, como la de Standar and Poors, que no fueron capaces de ver el chiringuito de Lehman Brothers, y que ahora ponen en cuestión la fiabilidad de la economía española, son empresas privadas que cobran de sus clientes. O sea, que España está pagando una pastizara a la misma empresa que ponen en cuestión su solvencia. Es una cosa de locos.
Y, efectivamente, lo que subyace en el fondo es un retroceso en los derechos sociales adquiridos, en la desmantelación del estado de bienestar, que era la señal definitoria de la Europa avanzada y culta.

Valdomicer dijo...

No hay que ser tan pesimista, mujer. Ya verás.
Van a quitar las subvenciones a la iglesia y a los sindicatos y a los clubes de fútbol.
Van a suspender la visita del obispillo de Roma, que se iba a poner en un pastón.
Los ricos van a pagar muuuucho más y se va a controlar la economía sumergida. y, además, en las recepciones oficiales sólo van a poner cacahuetes y gaseosa.
Vas a ver.

La de la tiza dijo...

Menos pitorreo, Valdo, que a ti también te van a congelar la pensión. Yo me conformaba con la mitad de tus propuestas.

Valdomicer dijo...

No es pitorreo, de verdad. Es que yo soy un ingenuo. Sólo eso.

Tita dijo...

¿Tú has pensado lo difícil que sería empezar a recortar ahora en asesores? si han debido perder hasta ellos la cuenta de la pasta que gastan y se ahorrarían...así que mejor recortar de los gastos fijos donde las cuentas son más claras, pensiones y funcionarios, y subimos pelín el IVA, igualando a todo perro quisque.

Y los bancos lloriqueando, que lloriquean más fuerte que nosotros, eso sí, y por eso sacan más.

¡Ay!