viernes, 14 de enero de 2011

Cocidito madrileño (editado)


Vuelvo a mirar la lista, añado la gestión con el cura y las arras, que me ha recordado Cruela, y me vuelven a entrar sudores.

- Creo que deberíamos hablar con los chicos y saber qué quieren hacer ellos, propongo.

- Esa es buena idea, dice mi chico.

Telefoneamos y es la Miss quien coge el aparato.

- Nos ha pasado Mamen la lista que habéis hecho, dice con voz cantarina. Estoy por responder que yo he hecho poco cuando añade: Me parece fenomenal, así sabemos por donde empezar y seguir un orden pero habíamos pensado que sería buena idea reunirnos y repartirnos tareas, ¿Qué os parece?

- Muy bien, muy bien, es una idea estupenda, secundo rápidamente la iniciativa.

- ¿Qué os parece si quedamos todos para el próximo finde?, pregunta.

Mi chico, que oye la charla a través del manos libres, asiente con la cabeza.

- A nosotros, bien, respondo.

Cuelgo y, cinco minutos después, llama Mamen. Se ve que funciona bien su tamtan.

- Hemos tirado una línea recta entre San Sebastián y Madrid, la hemos dividido en dos y la mitad cae en Burgos así que hemos quedado en juntarnos allí. ¿Alguna objeción a la propuesta?

- ¿Por qué tendría que objetar algo?, digo, para no tener que preguntar otras cosas. Por ejemplo, quienes “hemos quedado”.

- Porque le pones pegas a todo, hija, así que mejor si esto te parece bien.

Mi chico dice que Burgos le parece bien. Llamo al Heredero.

- Mamen propone reunirnos en Burgos, ¿qué os parece a vosotros?

- Muy bien, ya quedamos nosotros con los padres de la Miss y hacemos reserva para todos, acepta a la primera.

Aprovecho la buena disposición para echar mi cuarto a espadas.

- Podíamos vernos nosotros antes y adelantábamos algunas cosas; además, a mí me gustaría hablar algunas cosas contigo, si te parece, le digo.

- Podías montarte un cocido para el domingo, sugiere.

Acepto, por supuesto. Y pongo mi lista a punto. Llamo a Mamen, que es una forofa del cocido, pero tiene copado el día. Lo cual nos permitirá hablar sin interferencias. La compañía de Mamen es muy grata pero no lo es menos un parlez-vous madre-hijo.

El domingo se presentan hechos un brazo de mar. En el Hola pasarían por la pareja del año, pienso cuando los veo entrar en casa.

Mientras la Miss y mi chico se entretienen un rato en la terraza, el Heredero viene a la cocina a picotear de la nevera.

- Oye, ¿tú le has pedido la mano a la Miss?, le pregunto a quemarropa.

- Pues, creo que le he pedido varias partes de su cuerpo serrano, que en unos casos me ha dado y en otros no, pero la mano, ahora que lo dices, no se me ha ocurrido.

- Pues ya que os habéis puesto en plan formal, sabrás que es costumbre pedir la mano de la novia, opto por no atender a la ironía del gracioso.

- Vale, ahora salgo a la terraza y se la pido. A ver, qué más tenía que hacer y no he hecho, señora generala, responde en el mismo tono. Se ve que tiene el día inspirado.

- Lo digo porque es costumbre regalar a la novia un joyón como anillo de compromiso. Y tengo una sortija, que era de la abuela, que a lo mejor te vale. Si lo quieres, vamos, le cuento.

- Oye, es una idea…

Como si le hubiera parido, así lo conozco. El Heredero tiene muchas cualidades y es muy sensible, con una sensibilidad especial hacia todo lo que es susceptible de ser tasado.

Los novios repiten de garbanzos, de morcilla y de chorizo. Mi chico, sólo de garbanzos. Yo me modero porque las navidades han sido devastadoras. Cuando estamos en el postre me decido a sacar el segundo de los asuntos candentes: la ceremonia. Al hablar de casarse en la iglesia del pueblo hemos dado por sentado que se trata de un enlace por el rito católico pero, si nos atenemos a lo expresado por los novios, el interés deriva más de la belleza del entorno y de las posibilidades que éste ofrece más que de la fe religiosa.

- ¿Vosotros sois creyentes?, pregunto.

- Yo no, responde el Heredero sin dudar un segundo.

- Yo soy más bien agnóstica, dice la Miss. Bastante sobredosis he tenido en mi casa.

- En ese caso, ¿por qué queréis casaros en la iglesia?, arguyo por mi parte.
El Heredero mira a la Miss y calla. Ella lo explica:

- Nos gustó la iglesia del pueblo y lo que le rodea, tiene un encanto que no tendrá ningún otro lugar, sin mencionar que las ceremonias en la iglesia lucen mucho más que las civiles, no hay color. Nos mira con cara de no haber roto un plato y añade: No quisiera escandalizaros ni que os molestéis, menos aún que creas que no nos tomamos en serio la iglesia de tu pueblo, le dice a mi chico, pero los curas tampoco dan mucha muestra de respetar lo que predican, ¿por qué habríamos de hacerlo nosotros más de lo que hacen ellos?

A mí me parece que el razonamiento tiene una cierta lógica. Mi chico sólo puntualiza una cuestión.

- El cura de mi pueblo es un hombre de fe y una buena persona. No será un intelectual para tampoco es un ignorante ni está rendido al poder. No es el tipo de cura en el que estáis pensando. Éste reparte lo que tiene e incluso lo que no tiene si alguien lo necesita. No me gustaría que se sintiera burlado o que creyera que le ridiculizamos.

- No haremos nada que pueda molestarle a él o ponerte en evidencia a tí, asegura el Heredero.

- Estoy seguro, zanja mi chico.

P.S.
A petición de la firma proveedora de la real casa, me es muy grato añadir que los garbanzos del cocido son del pedrosillo y muy, muy ricos.

7 comentarios:

Valdomicer dijo...

¡La petición de mano! ¡Ya está!. Eso es lo que se nos había olvidad para nuestra boda. ¡Cachis!.
Lo malo es que ya no tiene remedio.

Uma dijo...

¡que sorpresa!!! Tiza proponiendo peticiones de mano con joyones incluidos y de herencia!!!
me alegro que lo propusieras pq es un momento precioso! sobre todo si la miss no lo espera!!
besos
¡cocido!! que rico!!

Tita dijo...

Ya con lo de la escalinata y la colita, lo veía yo venir.

¡Cómo me apetece cocido, y yo sin garbanzos a remojo!

Besos

Pilar Abalorios dijo...

Si vamos a hacerlo bien, pues eso, el pack completo, con petición y todo. Si es que madre no hay más que una (por cierto, ¿el tema padre?)

Que rico el cocido, me pirro por una buena sopita.

Un beso por esa defensa del parroco rural, porque hay pocos buenos, pero los hay, sin duda y merecen respeto.

Seguimos a la escucha.

(hay pajecitos????, yo solo lo digo por j... un poquito ;)

Anónimo dijo...

Como cunden vuestros findes y que rico el cocido !

Hala, otro evento mas a la lista, que bien os lo vais a pasar !

¡Besos!

Cruela DeVal dijo...

Madre y vas a sacrificar una joya de familia para mantener la tradición, me estás dejando sin palabra, si es que al final estás disfrutando de todo ello no digas que no
Besos

IRMA dijo...

¡Ay, qué ilusión que salimos en tu blog!, ¡nuestros garbancillos salen en tu blog y en semejante momento!... No es por nada, pero esta si que es promoción y no la de los capones de la Familia Real (naturalmente me refiero a los pollos de Villalba...). Mil gracias, un beso.