sábado, 13 de noviembre de 2010

Alicia Sánchez Camacho apunta a Lucrecia Pérez

Se cumplen hoy 18 años de la muerte de Lucrecia Pérez. Una fecha aciaga en la historia de la inmigración y en la de España.

Era un momento convulso. España, con una larga tradición como país emigrante, empezaba a recibir la primera oleada de inmigrantes. Cientos de mujeres dominicanas venían a emplearse como domésticas, niñeras, cuidadoras de mayores. Llegaban, principalmente, huyendo de la miseria.

A las familias españolas les venía bien aquella mano de obra dócil, a la que se pagaba poco y casi siempre en negro, sin derechos sociales. Les venía bien pero no quería verlas. Les molestaba que se reunieran. Quería una mano de obra barata e invisible, sin derechos.

Los bien pensantes, los guardianes de las esencias patrias iniciaron una campaña contra los inmigrantes, reunieron munición y fueron repartiendo armas sin dejar de señalar el objetivo. Una panda de insensatos disparó al bulto. Y mató a una mujer pobre, inmigrante y negra. Lucrecia Pérez Matos.

Los instigadores enmudecieron repentinamente. Tras el crimen nadie entonó la mínima contrición. Se persuadieron de que había sido un accidente.

Fue un aldabonazo a la sociedad española. Miles de personas salimos a manifestarnos en las calles de toda España para gritar que cesara el acoso a los inmigrantes. “Si hoy hay racismo, mañana habrá fascismo”, era uno de los eslóganes más coreados.

Porque la amenaza de la xenofobia no se dirige sólo a los otros, infecta en primer lugar a la sociedad en la que anida y a quienes alientan el recelo hacia el diferente.

El PP, autoerigido en defensor de las esencias nacionales, siempre ha mantenido una actitud recelosa hacia la inmigración. Lo cual no le impidió aprovechar esta mano de obra barata en momentos de vacas gordas. Como no le impidió mantener una bolsa de más de un millón de trabajadores ilegales. Mejor, debían de pensar estos benefactores de la patria, pagados en negro salen más baratos.

En estos años de bonanza, los inmigrantes han realizado los trabajos que los nacionales desechaban, han cobrado los salarios más bajos, han cotizado y han pagado sus impuestos. Se han hecho acreedores de unos derechos que la ley les reconoce.

De pronto, las cosas han cambiado. Ya no somos ricos, como habíamos creído. El paro ha crecido como la espuma. Los inmigrantes se han convertido en culpables. Culpables del paro, de la delincuencia, de los males de la patria.

Pues que se vayan los inmigrantes, que habían venido para trabajar. Mala gente, los pobres. Peores si son extranjeros, sostienen los bien pensantes. Que se vayan si no trabajan, proponen sin recato los populares.

Dicen eso los mismos que se preocupan poco del cumplimiento de la ley. Que no reclaman sanción con la misma vehemencia para quienes defraudan al fisco, para quienes evaden capitales, para quienes se declaran insolventes mientras se pasean en coches de lujo y se desplazan en avión privado. La ley, para los pobres, por tontos.

En los últimos meses, la candidata del PP en las elecciones catalanas, Alicia Sánchez Camacho, se dedica a caldear el ambiente contra los inmigrantes. Se empieza identificándolos con delincuencia, se sigue encizañando a los vecinos y se continúa apuntando a la diana. No es preciso disparar, siempre hay un voluntario que se presta.

Miedo me da verla. Tan sonriente, tan segura, tan cruel, tan insensata. Si hoy hay racismo, mañana habrá fascismo. Cuando habla de los riesgos de la inmigración percibo cómo toma el arma, cómo se la carga al hombro, como apunta…

Lo saben, saben perfectamente lo que hacen. Tienen práctica, experiencia es lo que les sobra a los salvapatrias.

Los veo en la campaña electoral catalana y me acuerdo de Lucrecia Pérez. Alicia Sánchez-Camacho la tiene en el punto de mira, la apunta, tan sonriente y segura. No hay cuidado, ella no va a disparar, de eso se encargarán otros. Ella, y los suyos, sólo apuntan… Pobre, inmigrante, negra Lucrecia.

14 comentarios:

Tita dijo...

Madre mía, 18 años ya...me parece tan reciente. Pero por actual, desgraciadamente. No veo que haya cambiado apenas nada en el trato que se les da.

Me da rabia que los mismos que los atacan con más fuerza, son los que les tienen en negro y ocultos. A lo mejor si desde siempre les hubieran reconocido sus derechos: nómina, cotización a la SS todos habríamos salido beneficiados, ellos los primeros, como tenía que ser.

Claro que tampoco se les puede reprochar mucho de racistas ¿sabes? siempre que han podido, han preferido subyugar y pagar cuatro perras al producto nacional, que durante muchos años, no nos hemos dejado.

Un abrazo

LOS CARRILES DE LA VIDA dijo...

Lo cuelgo en mi Face. Yo tambien me manifeste contra la xenofobia y el racismo gritando: “Si hoy hay racismo, mañana habrá fascismo”. Gracias por recordar a Lucrecia. Un abrazo.
Francisco Naranjo (Ronteky)

IRMA dijo...

Amén y mil veces amén. Soberbio el post.

Pilar Abalorios dijo...

No creo que se pueda expresar mejor. Soberbio, y espero que no profetico.

Valdomicer dijo...

No son extranjeros, no son inmigrantes: Son pobres. Los otros solo son "raros".
Soy muy sensible ante este hecho, mis hijos se han tenido que marchar a otros países a buscarse la vida. Sé que no es lo mismo; pero cada vez que veo por la calle algún inmigrante, me acuerdo de mis hijos.

La de la tiza dijo...

Tita: da lo mismo 18 que 180 años. El desprecio al diferente parece inherente a determinadas personas. Como la explotación de seres humanos. Como la hipocresía.
Ronteky: Gracias por tu visita, espero volver a verte.
Irma: gracias, nena.
Pilar: espero.
Valdo: efectivamente, son los pobres los que provocan rechazo. Los "moritos" de Marbella lo que provocan es entusiasmo porque vienen con dinero. Ah, si supiéramos ver en el otro, quienquiera que éste sea, a nuestros propios hijos. Otro gallo nos cantaría.

Uma dijo...

Tiza,no puedo estar de acuerdo en que los unicos racistas, empleadores en negro de inmigrantes, artifices del discurso de "vete a tu pais" etc. sean de un unico signo político, eso es FALSO y como tal demagogico.
Lo que haga la lider del pp catalana, me parecerá mal si es tal como dices, pero no metas a todo el mundo en el mismo saco...
besos

Cruela DeVal dijo...

Me acuerdo de la muerte de Lucrecia porque no hacía mucho que yo también había inmigrado a España... evidentemente no soy de la misma especie de inmigrante, soy blanca y tengo estudios además de idiomas... así que yo fui bien acogida y casi que lucía en el despacho de abogados que me contrataron "mirad la nueva secre, habla 4 idiomas y es belga", eso sí también en negro porque no tenía el permiso de residencia (recuerda que la libre circulación de trabajadores empezó en el 92, yo llegué en el 90). Yo me paseaba por Madrid y preguntaba a mi C que dónde estaban los negros, acostumbrada como yo estaba a la inmigración en Bélgica. En España existía apenas.
Hoy en día en mi barrio, hay muchos inmigrantes y sí que hay recelo... ¿Por qué se juntan siempre entre ellos, por qué no se mezclan? quizás porque nosotros nos queremos mezclarnos tampoco... el recelo es desconfianza, la desconfianza provoca el miedo, el miedo la paranoia, la paranoia la persecusión... y es tan fácil utilizarlo para que algunos te voten a cambio de que les digas que la solución a todos tus problemas pasa por echarles... por lo pronto sin ellos no habrían niños suficientes para pagar nuestras futuras pensiones... pero bueno... para que una receta esté sabroso hace falta distintos ingredientes, pero que todos sean buenos...
y te lo dice una mala cocinera
Besos

La de la tiza dijo...

Uma: efectivamente, los racistas no son sólo de un signo político, seguramente lo hay en cualquier grupo, pero sólo las opciones conservadoras sostienen y respaldan ese discurso. Y Alicia Sánchez Camacho lleva una propuesta en su programa político que pone bajo sospecha a todos los inmigrantes.
Crue: en España siempre hemos presumido de ser muy tolerantes con los negros porque nadie había visto un negro más que en el cine; en cambio los gitanos, que sí estaban entre nosotros, eran siempre sospechosos de todos los delitos. El desprecio al diferente es una tentación demasiado fácil, que deberíamos tratar de erradicar preguntándonos qué méritos tenemos para haber nacido en un país desarrollado en vez de en Burkina Fasso.

Anónimo dijo...

Emocionante tu homenaje a Lucrecia Pérez, me quedo con el eslógan “Si hoy hay racismo, mañana habrá fascismo”.

Besos !

ODRY dijo...

Como pasa el tiempo, tan deprisa.
Yo no creo que seamos racistas, los españoles en general somos muy buena gente, que recibimos a todos, mis hijos van a un colegio publico en el que hay más de 30 nacionalidades diferentes, cada una con sus costumbres y religiones y los crios conviven sin pobremas.

Un besazo.

La de la tiza dijo...

Bet: ojalá no fuera preciso recordarlo tanto.
Odry: cuando haya varias generaciones de jóvenes educados juntos sin problemas, se habrá terminado la xenofobia.

Tita dijo...

Odry, tú y yo no somos racistas. Llevamos a nuestros hijos a colegios públicos con inmigrantes.

Los mismos colegios de los que otros padres sacaron a sus hijos para llevarles a un concertado o privado con principal argumento de "no estar con esa gente"

Y esto es verídico, de más de uno y de dos lo he oido cuando abrieron un nuevo centro concertado en mi pueblo.

¡Qué pena!

Perdona Tiza que haya usado tu blog....

Besos

La de la tiza dijo...

Tita: encantada, el sitio es tuyo. Y además estoy de acuerdo.