martes, 23 de noviembre de 2010

Dos porros virtuales

Me he fumado dos porros en mi vida. Y con esto no quiero presumir de virtuosa. No, no me gusta ningún tipo de droga, me van más los estimulantes naturales que los artificiales pero en el caso del canuto es que me da modorra; me pasa también con el alcohol, que en cuanto me llega al nivel me convierto en piedra.

Bueno, pues esos dos porros, que me fumé hace más de 40 años, debieron de ser de clase A+ porque los efectos aún me duran. También puede ser que mi cerebro venga de serie con un porro dedicado a fabricar dopamina por un tubo.

La dopamina, uno de los ingredientes del canabis, es una sustancia que, entre otras virtudes, funciona como mecanismo de compensación para hacer más llevadera la vida. Para señalar un ejemplo, ayuda a archivar los malos recuerdos y a sustituirlos por otros más placenteros.

¿Qué tuviste un accidente de moto que a poco te deja descangayada y que te produce urticaria cada vez que oyes un BRRRRRRR? Pues la dopamina empieza a mandar mensajes al disco duro a la manera de corta y pega de forma que donde antes ponía BRRRRR ahora aparezca una Harley-Davidson con un tío despampanante en plan sugerente de te llevo adonde quieras, nena.

A mi, insisto, la dopamina es de lo que mejor me funciona en este cuerpo serrano. Porque no sólo es que el corta y pega sea casi instantáneo, es que me lo borra definitivamente de la papelera de reciclaje. Será porque en algún momento está o estuvo saturada.

Quiero decir que yo, cuando alguien quiere darme un disgusto no lo cojo, porque, total, ¿Para qué? Pero que si insisten, da lo mismo, la dopamina hace que se me olvide en un pis pas. Hasta tal punto, que hay personajes de mi biografía que han desaparecido totalmente. Y cuando digo totalmente, quiero decir del todo.

Estas cosas sólo puedo comentarlas tranquilamente con mi amiga Mamen sin parecer una tontalhaba o una irresponsable. Con ella, porque tiene en la cabeza un dopaminazo mayor aún que el mío.

Hace algunos meses, me llama con voz de susto:

- Oye, como se llamaba Polín?

- ¿Cómo va a llamarse? Polín, respondo yo.

- No, su nombre de verdad.

Polín fue marido de Mamen entre los años 1974 y 1989. Era un tipo feo pero muy atractivo, irresponsable pero muy dinámico – tenía en la cabeza una fábrica de ideas, algunas descabelladas, pero todas originales - y, sobre todo, era muy divertido. Con él tenías garantizada la diversión. Te entretenía, te cautivaba. A Mamen la tenía en un puro embeleso. Era un seductor.

Lo que no tenía muy claro Polín eran los límites de su poder de seducción. Así que si se le ponía una chica a tiro y se mostraba receptiva, él se lanzaba como un misil. Y la chica, por lo general, caía arrobada. Mamen lo sabía y sabía que la cosa no llegaba a mayores. Le gusta jugar a don Juan, decía.

No llegaba, hasta que llegó. Un día, alguien le fue con el cuento de que Polín tenía un asunto con una chica que, para más detalles, hacía gala de su poder de convocatoria. Mamen se fue al lugar que le dijeron y allí que pilló a ambos, en situación desairada. Volvió a casa, cogió las maletas, metió las cosas del pollo, las dejó en la puerta y cuando Polín volvió le dijo:

- Ahora mismo te vas de esta casa y mañana, las cosas a mi nombre.

Al día siguiente, ambos dos fueron al notario, pusieron las cosas de valor – que estaba pagando Mamen porque era la que tenía un trabajo bien remunerado, mientras el conquistador se dedicaba al diseño creativo – a nombre de ella.

Tardaron en iniciar los trámites de divorcio, creo que porque ninguno de los dos tenía prisa en empezar otra relación. En el ínterin, Polín hizo como unos 3.456 intentos de volver con Mamen, con resultado negativo en todas las ocasiones. De vez en cuando salían a tomar una copa, reuniones que fueron espaciándose con el tiempo.

Cuando ella se negaba a atenderle, él pedía ayuda a los amigos. Ni recuerdo la de veces que me llamó para pedir que quedara con mi amiga en algún lugar al que él se presentaría, como por casualidad. Algunas veces me presté al juego, advirtiendo a Mamen del truco. Pero ella había dado el asunto por zanjado y, pasado un tiempo, conoció a su Charli y empezó los trámites de divorcio. De eso, hace unos 15 años.

Y ahí me tienes a mí tratando de acordarme del nombre legal de Polín.

- Pues ahora mismo no me acuerdo si Juan Pablo o José Pablo, ¿no?, respondo.

- Ay, es verdad, José Pablo, me dice y cuelga.

Llama un rato después.

- Te creerás que estoy gagá del todo pero estaba hablando con una compañera sobre las parejas que hemos tenido y, cuando me ha preguntado cómo se llamaba mi ex, me he dado cuenta de que no me acordaba. Ha debido de creerse que soy una desalmada o que estoy tonta o las dos cosas.

Entenderás por qué puedo hablar con Mamen de mi exceso de dopamina con toda tranquilidad porque sé que me entiende.

No es que haya olvidado el nombre del ex, no, de eso me acuerdo, de quien no me acuerdo es de él mismo. Lo cual no tendría demasiada importancia, después de tantos años de la separación, a no ser porque es el padre del Heredero y el Heredero está preparando su boda.

- ¿Qué piensa tu padre de todo esto?, le pregunté al novio la última vez que hablé con él.

- Él no tiene por qué pensar nada, respondió el Heredero muy digno, es asunto mío y de la Miss.

Por el tonillo de la respuesta me dio el tufo de que la relación de ambos, padre e hijo, no goza de buena salud pero no quise preguntar más ni el chico añadió palabra.
No quedaba más remedio que sondear a Mamen, que es un pozo de sabiduría en materia familiar.

- No te lo vas a creer, le digo, pero se me había olvidado la existencia del ex y habrá que tenerlo en cuenta para la boda.

- Yo sí te creo, responde, porque a mí también se me había olvidado pero estamos de suerte. Me ha dicho la Miss que el ex ha emigrado. Lleva dos años viviendo en Costa Rica, como funcionario de no se qué organismo internacional, con una titi de buen ver y mejores posibles.

- Pero los emigrantes no están impedidos de asistir a la boda de sus hijos, digo yo.

- Los emigrantes en general es posible que no, pero este emigrante en particular, creo que no ha dado muestras de estar interesado, me cuenta.

- Algo no me encaja en esta historia, si siempre han sido uña y carne padre e hijo, comento.

- Eso era antes, ahora no se ven desde que él emigró. Es más, los chicos han estado por allí cerca y tampoco han hecho ademán de verse ni uno ni otros. Me ha dicho la Miss que el padre está en plan padre irresponsable con novia joven. Y que pasa del Heredero.

No quiero añadir que ese, el de irresponsable, es el único plan que yo le conozco y que todas las novias que ha tenido toda su vida han sido jóvenes, incluida yo misma, en su momento. Tampoco quiero recordar que, como tantos padres y madres que se divorcian, ha utilizado a su hijo de punta de lanza contra la otra parte sin percatarse del daño que con esa táctica se hace a sí mismo y al hijo, que no tiene culpa alguna en las desavenencias conyugales. En primer lugar, porque lo que yo pueda decir ya lo sabe Mamen y en segundo lugar porque total, ¿para qué vas a remover aguas pasadas?

- Así que enemigo que huye, puente de plata, concluye Mamen. Nos ha dejado el camino libre para hacer de nuestra capa un sayo para organizar la boda.

Será por la dopamina o por otro motivo, pero Mamen tiene una cierta propensión a ver el lado bueno de las cosas. Me encanta.

5 comentarios:

Pilar Abalorios dijo...

Primero, lo primero, precioso cambio de look.
Segundo lo segundo, miel sobre hojuelas porque aunque tu eres la madrina en cualquier caso, siempre es un rollo buscar acomodo al padre no consorte y a su churri, un problema menos.
¿se nota que me controlo mucho? esto de ir poniendo las cosas en orden me pasa cuando estoy un pelín ansiosa, y así estoy, no sé muy bien como pedir un chute de dopamina, pa' mi que no voy muy sobrada.

Besos

Tita dijo...

¡Me ha encantado tu post! Oye, y el cambio de look, también, es precioso y muy relajante...me encantan los violetas.

Me alegro que tengas una Mamen cerca que te haga ver lo bueno.

¡Disfrutad mucho de la preparación! Me encanta preparar las bodas que no son de una misma: se disfrutan mucho más.

Buenísimo lo de Polín ¡me he reído mucho con lo de que olvidó el nombre!

Abrazos

Valdomicer dijo...

¡Qué osadía la tuya! ¡Cambiar de look!
Yo, que para estas cosas soy muy conservador, no me atrevo ni a tocarlo. Que el otro día se me ocurrió una "innovación" en la página web del Ateneo y se desconfiguró todo. Tuve que llamar al responsable de mantenimiento, que me dijo que es que había sido un virus nuevo y muy potente y letal llamado "Valentín" y que, por favor, las manitas quietas, que luego van al pan.
Así que... mi blog me parece precioooooso.

¡Ah, sí! Hablando del contenido. Que para eso también he sido conservador. Nos hicimos novios teniendo ella trece y yo catorce años y... hasta la fecha, siendo, a la sazón, estudiantes de bachillerato. Estudiante ella, que yo solo estaba matriculado. Medio siglo (casi) hace ya de aquello.

De eso se va a librar tu ex, que si se descuida, lo vestís de grillo.

La de la tiza dijo...

Pilar: pues sí, te das cuenta de cómo han cambiado las familias cuando te enfrentas a una ceremonia tradicional como una boda. Hay que hilar fino. En esos casos, en mi modesta opinión, lo más cómodo son las ausencias.
Y la dopamina es una bendición cuando viene de serie.
Tita: ya me gustaria decir que tengo algún mérito en el cambio del colorín, pero es cosa de las plantillas preelaboradas.
Y sí, Mamen es una bendición. Y no, no he exagerado ni un ápice contando lo de Polín. Así fue y así lo he contado.
Valdo: tu blog es precioso sin que sea menester que lo toques si no quieres. Pero a mí me gusta cambiar de vez en cuando.
En cuanto al contenido, hay quien encuentra un tesoro a la primera y quién debe buscar y buscar y a veces ni buscando lo halla.
Ya sabes ese axioma de las mujeres: a veces, hay que besar muchos sapos para descubrir al príncipe. Más hubiera querido yo encontrar a mi chico antes. A pesar de que él sostiene que nos encontramos en el momento justo.

Anónimo dijo...

A mi también me gusta el new look y el nuevo colorido !

Como me he reido con vuestros olvidados y los beneficios de la dopamina jajaja ... muy bueno !

¡Besos !