miércoles, 17 de noviembre de 2010

Fenómeno ¿popular?

Vivimos tiempos de bombardeo mediático. Todo en derredor nuestro nos incita a saber qué sucede, nos sirve en bandeja información, información, información. Periódicos, televisión, radio, internet, facebook, twitter nos vocean permanentemente.

¿Qué cosas nos dicen esas voces? Dos o tres mensajes de valor, pero la mayoría, simplezas. Hace tiempo que he desistido de ver televisión, excepto algunas películas y muy pocas series. Ya, ni veo los reportajes de animales de la 2, empeñados en “humanizar” a las fieras, con nombres ridículos para explicar comportamientos instintivos con modelos humanos.

Me dedico a otras cosas, probablemente igual de intrascendentes, trato nada más de protegerme del proceso de estupidización que nos amenaza. Mi propósito no siempre tiene éxito. A poco que te descuides y zapees te encuentras cada ejemplar que asusta.

Sabido es mi repelús por personajes como Belén Esteban, una pobre mujer, semianalfabeta, grosera, zafia, mal educada, cuyo único mérito conocido es haberse embarazado de un torero de sus mismas características, además de modelo de machista convencido.

Una cadena de televisión ha convertido a esta mujer en icono mediático a fuerza de repetir sus frases, sus tics, sus gritos hasta hacer de ella un fenómeno sociológico. Un fenómeno muy rentable para la cadena, por cierto.

Conozco a personas muy sensatas que discuten apasionadamente sobre la representatividad de la Esteban, su identificación popular. Personas que explican desde una base filosófica su validez como modelo de esta época.

Me niego. Me niego a creer que esa pobre mujer, juguete roto a no tardar, represente otra cosa que a ella misma y a una forma de entender la televisión como bazofia. No es casual que la cadena que la patrocina sea propiedad de Berlusconi, ese modelo de finura ética, política e intelectual.

Josep Ramoneda, periodista, filósofo y escritor, publica hoy en El País un artículo que explica bien el fenômeno. Ojo, advierte, el proceso no es inocente. No puedo estar más de acuerdo.

5 comentarios:

Pilar Abalorios dijo...

El populismo siempre sirve a los mismos, somos capaces de verlo vernir, pero ya no tengo tan claro que seamos capaces de evitarlo, al fin y al cabo Belén tiene su gracia, y no hace falta mucho esfuerzo para seguir su discurso.

Valdomicer dijo...

Hace ya mucho tiempo que no veo televisión. Ninguna.
Por ello mi cultura televisiva es nula. No conozco a esa dama; pero el artículo de Ramoneda me puso los pelos de punta. Me dio miedo.
Anoche fue nuestro tema de conversación en el blasfemario del Ateneo.

Cruela DeVal dijo...

Yo siempre pensó en lo duro que será la caída de ese no-icono... creo que no podrá con ello y es cuando se romperá del todo ese juguete
nada es inocente no
Besos

La de la tiza dijo...

Pilar: ¿realmente crees que el personaje tiene alguna gracia? No soy capaz de encontrarla.
Valdo: ¡quién pudiera asistir a una sesión de esas! Me encanta el nombre: blasfemario.
Crue: un gusto verte por aqui, que ya sé que estás muy ocupada.

Anónimo dijo...

Yo también he dejado de ver la televisión, no me interesa la programación, se salva algún documental y el telediario a mediodía.

El articulo de Ramoneda me ha dejado muerta.

Besos!