miércoles, 25 de noviembre de 2009

El machismo mata

Pertenezco a la generación que saludó la aparición del periódico El País como la llegada de la prensa realmente democrática y libre. Compré el primer número, que llegó a la ciudad donde vivía al día siguiente de su salida, y durante mucho tiempo lo blandí como bandera de mi compromiso democrático y de izquierda. De eso han pasado 33 años, casi media vida.



El País dejó de ser lo que fue hace tiempo y hoy atraviesa una gravísima crisis económica. La crisis de identidad le viene de más antiguo. Fui suscriptora y me borré para mostrar mi desacuerdo con el trato que dio a Miguel Sebastián en la última campaña de las municipales de Madrid. Menos pegarle una patada en los testículos, le hicieron de todo.

No hubiera tenido nada que objetar si el periódico hubiera explicado su posición contraria al candidato socialista y hubiera apoyado claramente a Ruiz Gallardón. No lo hizo así sino que se dedicó a boicotear a Sebastián de mala manera y a apoyar vergonzantemente al candidato popular.

Desde entonces le he perdido el respeto. Cuando hace unas semanas la SER concedió los premios Ondas y supe a quien habían nombrado el mejor presentador, me pareció que expresaba bien el punto de degradación al que ha llegado Prisa. En ocasiones, me dejo llevar de mis peores instintos y deseo que se de una torta bien dada, una torta memorable. Luego miro al resto de periódicos y, en fin, ninguno es para tirar cohetes.

Lo de ahora es otro hito. El jueves 19 de noviembre, El País publicaba en sus páginas de Opinión un artículo firmado por el escritor Enrique Lynch, titulado “Revanchismo de género” en el que venía a decir que el feminismo está envenenando a las mujeres con un afán de revancha que es la causa de la violencia que padecen. El artículo está motivado por la campaña del Ministerio de Igualdad en la que varias mujeres famosas por su profesión reclaman que “De todos los hombres que haya en mi vida, ninguno será más que yo”.




El tal Lynch empieza por confundir el haber con el tener y da por sentado que las mujeres aspiran a “poseer” más de un hombre, lo cual de ser cierto, no parece que sea delito ni esté mal visto en el caso de los hombres. Olvida que en la vida de las mujeres “hay” un padre y puede “haber” hermanos, primos, novios, amigos, marido(s), hijos…

A partir de ahí el autor se desliza por un desvarío in crescendo que le lleva a reprochar a Shakira que no llore el desamor sino que despache al golfo (sic) con un “a otro perro con ese hueso” o a Julieta Venegas que arroje al ex enamorado al vacío mientras tararea “qué lástima, pero adiós, me despido de ti y me voy”. Parece que lo procedente en estos casos es vestirse de luto o profesar de clausura.

El escritor termina su artículo aventurando que “tres nuevas canciones de esta guisa y la tasa mensual de asesinatos de mujeres acabará por triplicarse” y, ya puestos, se pregunta si no será “este revanchismo resentido lo que ven venir con temor esos bárbaros islámicos”.

Lo primero que pensé al leerlo es que el periódico, tras un largo cuesta abajo en su rodada y las ilusiones pasadas, necesitaba de un buen escándalo para aumentar las ventas. Creo que no ando muy errada.

El sábado 21, la periodista Soledad Gallego-Díaz, le daba adecuada respuesta y el domingo 22, Milagros Pérez Oliva, defensora del lector, remachaba el clavo. Ayer, Judith Astelarra, profesora de Filosofía de la Universidad Autónoma de Barcelona se felicitaba de la oportunidad que brindaba el periódico de debatir sobre la violencia machista. Fina diplomacia.

Es lo que tiene ser periodista, defensora del lector o filósofa. Yo, como tengo dicho, sólo soy ordenanza del misterio…ni. En consecuencia, puedo afirmar sin llegar a mayores que artículos como el que firma el tal Lynch son sumamente peligrosos en un país donde la violencia machista causa muchas más muertes que el terrorismo etarra.

Las tesis del panfleto, que tan generosamente acoge El País, son peligrosas por lo que tienen de sesgadas y por lo que tienen de malévolas. Olvidan o tergiversan la aportación decisiva del movimiento feminista al avance de la sociedad en general y de las mujeres en particular. Olvidan que las mujeres queremos ser igual, no más pero tampoco menos, que cualquiera de los hombres que hayamos o hallemos a lo largo de nuestras vidas. Y olvidan, sobre todo, que el feminismo dialoga, filosofa, propone y el machismo mata.

Hoy, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, me parece oportuno recordar que en lo que va de año, 49 mujeres han muerto a manos de hombres que no entendieron que ellas eran o querían ser igual que ellos. No más, pero tampoco menos. Igual. Personas, con derechos de ciudadanía. Porque el machismo mata, lentamente o de golpe, pero mata siempre.

3 comentarios:

Risco dijo...

Malo, malo, malo eres no se daña a quien se quiere, no te pienses mejor que las mujeres...
Hoy vas a descubrir que el mundo es solo para ti, que nadie puede hacerte daño... (Bebe)

Cruela DeVal dijo...

Qué grande eres....
no diga más porque es verdad aún como no me sé callar, últimamente no leo ni la prensa no sé qué es peor, vivir en la inopia o mal informada, da para un post desde luego
Besos

Tita dijo...

Tienes toda la razón respecto al País, pero como dices...la alternativa no es mejor.

En cuanto al motivo del post, hoy mismo una compañera me ha mandado la contestación de Maruja hoy en el País Semanal. También se ha despachado agusto
http://www.elpais.com/articulo/portada/tontus/sapiens/elpepusoceps/20091206elpepspor_1/Tes


Un abrazo